Denominación de origen italiana

Bonini, además de defensa extraordinario, marca goles, como en la vieja escuela.

Javier Gómez Granados

Periodista

Jueves, 9 de octubre 2025, 22:53

Los más jóvenes no sabrán, porque no lo han vivido y sólo si alguien se lo ha contado, que no hace mucho tiempo, Italia ganaba ... mundiales, Champions y títulos varios gracias a su fútbol destructivo. Las estrellas del Calcio eran los defensas, no los atacantes, en contra de lo que ocurría en el resto del mundo. A nadie le gustaba esa fórmula pero era, sin duda, la del éxito.

Publicidad

Baresi, Maldini, Chiellini, Bonucci y tantos otros fueron tipos que, a base de destruir juego siguiendo a rajatabla un libro de estilo inculcado desde pequeños, se convirtieron en estrellas más reputados incluso que los que marcaban los goles.

Messi, Cristiano y un montón de tipos con talento ofensivo se encargaron de mirar a la portería rival antes que a la propia y convertir el fútbol mundial en un espectáculo de goles y no en una hora y media de rigor táctico aburrido, destructivo y con apenas unas pocas ocasiones y menos goles aún, quedando ese lastre reducido a Italia.

Los tiempos cambiaron e Italia y su 'catenaccio' pasaron a mejor vida, para gloria del espectáculo y hasta del negocio futbolístico. Pero el defensa italiano siempre conservó su aura de tipo profesional, riguroso, duro y poco amigo de regalos defensivos. Se cotiza aún el zaguero transalpino. No tanto el atacante, sumido en la vulgaridad desde hace lustros.

Publicidad

Y mira por donde, en plena crisis defensiva almeriense, que dura ya varios años, con jugadores de distinto perfil y nacionalidad intentando alcanzar un orden que no llegó, ha tenido que buscar la UDA en el caladero de los mejores defensas, en el fútbol venido a menos de Italia, en el lugar donde pasa el balón o el atacante pero jamás los dos, para encontrarse con el tipo que ha controlado la hemorragia de goles encajados, ha dado orden al caos defensivo y ha subido los niveles de seguridad de un equipo que era un manojo de nervios contagiados a los que tenían que compensar los errores de atrás con goles que llegaban o no.

Bonini, nombre 'italianísimo' de pelotero, ha caído de pie en la UDA y con él todo el equipo se ha levantado. Los atacantes, liberados para hacer disfrutar sabiendo que atrás hay tipos duros. Y los defensas, contagiándose del rigor italiano aprendido desde la escuela más temprana.

Publicidad

No hace muchos años Italia ganaba títulos con sus defensas. Hoy gana dinero y prestigio. Y Bonini, defensa extraordinario, además marca goles. Como en la vieja escuela.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad