Largie Ramazani realiza un remate a puerta en la sesión de este jueves. UDA
UD Almería

No estamos para bromas

Total, que olvidado el sueño europeo que nos ha birlado el Girona, toca afinar las gargantas para cantar con alegría el salmo litúrgico que inicia cada partido y que, cada día más, suena a rezo de ofrenda a los dioses previo al sacrificio que se les entrega después

Javier Gómez Granados

Almería

Jueves, 26 de octubre 2023, 23:13

No ha acabado octubre y la UDA ya nos ha quitado las ganas de fútbol. Mira que estamos acostumbrados en Almería a estar en zona ... de descenso, a salvarnos por los pelos o a no salvarnos y todo ello con una naturalidad indolora. Pero esto, oiga, esto ya es demasiado. No es que los aficionados nos hayamos creído que estábamos llamados a jugar en Europa. Bueno, sí, un poco sí, la verdad. El caso es que nos había subido tan arriba nuestro jeque, volábamos tan alto mirando a los demás hacia abajo que, aunque flirtear con el descenso era un precio que asumíamos con soltura como paso previo al esperado salto de calidad, el destrozo actual está siendo absolutamente insoportable. Ningún Almería, por mediocre que haya sido, y mira que los ha habido malos malísimos, ha sido tan frágil, pusilánime y lastimero como este. El equipo más caro de la historia del fútbol almeriense es el más vapuleado. Y, claro, por muy acostumbrados que estemos a los sinsabores, por pocas que hayan sido las alegrías y por desarrollada que tengamos la capacidad para tragar con situaciones desagradables, lo de este equipo es una bola de tal calibre, tamaño y dureza que no hay como hacerla pasar por el esófago. Así que, como para digerirla que estamos.

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Total, que olvidado el sueño europeo que nos ha birlado el Girona, toca afinar las gargantas para cantar con alegría el salmo litúrgico que inicia cada partido y que, cada día más, suena a rezo de ofrenda a los dioses previo al sacrificio que se les entrega después. Porque en pocos sitios se ha visto a gente cantando de forma tan entusiasta a sabiendas de que, sólo unos minutos más tarde, va a ser maltratada, vejada y vapuleada.

El caso es que no es el momento de buscar responsables porque ellos mismos están quedando a la vista de todos de forma no forzada. Es lo que tiene hacer las cosas en primera persona y sin dejarse ayudar o, al menos, aconsejar. El dinero, casi nunca falla, inyecta a quien lo tiene unas dosis de soberbia incompatibles con la memoria y la razón. El dinero, casi nunca falla, convence a quien lo tiene de que la verdad y el conocimiento les pertenece. Y cuando la realidad les pone delante del espejo, no soportan lo que ven, miran hacia otro lado o, incluso, huyen.

Es, en cualquier caso, tiempo de buscar soluciones. Y sólo Garitano y sus jugadores tienen el remedio. Sólo ellos. Nada más que ellos. Porque, por poco perfil guerrero que tengan como colectivo, sí que tienen orgullo y dignidad. Deben saber, además, que lo que les suceda en Almería va a influir notablemente en sus carreras profesionales. Y hace falta alguien como el técnico vasco para meterles el dedo con fuerza en su herida, remover su orgullo y hacerles ver que, por muy torcida que haya sido la configuración de la plantilla, son capaces de escribir recto.

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El sábado, en el 'Power', a eso de las dos de la tarde, los rojiblancos tienen una cosa garantizada: el canto entusiasta del himno por su afición, con las bufandas coloreando el anfiteatro. Esa gente que volverá a la grada negando la regla del tres -la de los tres tristes puntos sumados y la de los más tristes aún tres goles encajados por partido- se merece también recibir la garantía, sólo eso, de que los futbolistas van a entregar el mismo entusiasmo. Qué poquito pedimos ya.

Hasta las ganas de bromear nos está quitando esta UDA. Venga, nos vemos el sábado a las dos. ¡Ay, Omá!

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