L a UD Almería saudí sigue de compras, haciéndose regalos que, nunca mejor dicho, son auténticas cajas de sorpresas. Habrá que abrirlas, llegado el momento, ... para comprobar si el producto es el esperado. Los rojiblancos se mueven con soltura en el mercado, quemando la tarjeta de crédito sin apenas inmutarse. Por motivos obvios le gusta el mercado portugués que, dicho sea de paso, suele tener buen género y no especialmente caro.
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El problema con el que se han dado de bruces Turki y los suyos es cuando buscan una pieza más exclusiva. Ahí es donde uno siente que no todo está al alcance de cualquiera y que hay mercados y boutiques. Lo de 'Guti' –el chaval del Zaragoza– que juega muy bien al fútbol pero que, no perdamos la perspectiva, es sólo un buen futbolista que si se integrara puede ayudar mucho pero que si no (y en Almería tenemos experiencia) puede ser un problema serio- no deja de ser un aviso de que esta UDA que tanto nos gusta, es poco atractiva para otros. Y es un aviso, además, de que por encima de comprar de forma compulsiva, como ya sucediera el año pasado, tiene que haber fijación por hacer del Almería un equipo, un bloque con un ideal común y bien interiorizado, y no sólo un grupo de buenos individuos sin conexión entre ellos.
Hasta la fecha, lo que ha comprado o pedido prestado la UDA, nos gusta simple y llanamente porque a todo el mundo le mola el 'shopping'. Aunque, la verdad sea dicha, salvo alguno que otro, la mayoría de los recién llegados nos ilusionan en proporción inversa al conocimiento que tenemos de ellos. Es decir, estamos encantados de que estén aquí porque queremos confiar en el buen hacer de Turki y compañía, aunque poco o nada sepamos de ellos. Son, ya lo he dicho antes, regalos sorpresa. Y a quién no le gusta recibir una. O muchas.
La plantilla está, otra vez, haciéndose. Desde que llegó Turki esto es una constante. Estamos seguros del nivel individual de cada uno de los que llegan. Otra cosa es la capacidad para formar un bloque unido, sólido y compacto, única vía para el ascenso. Esa es la asignatura pendiente del ministro. Y aprobarla será, más allá de 'Gutis' y otras perlas, lo que verdaderamente nos producirá ilusión, orgullo y tal vez el ascenso.
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