¿Así gana el Madrid?

La Liga debería cambiar de sponsor y dejar a un lado lo de EA Sports por la de los atracos. Lo que pasó no tuvo valor desde el minuto 55. Ni el tercer gol anulado al Almería, ni los tres goles que marcó el equipo de Ancelotti 'dopado' por jugar con uno más, por un árbitro 'paloma', que no podía verse en los 'papeles' como el encargado de firmar el acta de la primera victoria del Almería esta temporada y encima a costa del 'supercampeón'.

Un primer gol concedido cuando hay dos faltas previas de Rüdiger sobre Édgar y otra de Joselu sobre Kaiky que si tocó con la mano -que lo hizo- fue como consecuencia de la flagrante falta por el empujón. Pero, si eso fuese poco, no dio validez a un gol de Arribas por una caricia de Lopy sobre Bellingham que se produjo en el inicio de la acción que el exmadridista remató para merecer el 1-3, pero aún así, cuando el marcador era 1-2 cambió lo que los expertos en Anatomía juran y perjuran que lo que está pegado al cuerpo es el hombro y no el brazo y dio como parte del cuerpo la mano derecha de Vinicius para que éste empatara un partido que estaba decidido hacía tiempo porque el alargue de once minutos 'hasta que remontara el Madrid' terminó por concretarse cuando Carvajal hizo el 3-2, echando por tierra todos los méritos contraídos por el Almería por su fútbol, por amarrar a un equipo desdibujado y al que Hernández Maeso resucitó con sus decisiones. La crónica de lo que pasó no tiene valor, lo importante es la instrahistoria de un partido bochornoso.

Dijo Garitano en rueda de prensa que a ver si del Almería se hablaba más después del partido que lo que se había hablando antes. Ni un minuto tardó en gritar protagonismo. Sin avisar, sin haber pasado ni un minuto de juego, el Almería ejecutó muy bien la estrategia de partido. El cuadro rojiblanco, que sacó de centro, perdió el balón, pero se armó en la presión para comprometer la salida madridista. Sergio Arribas, uno de la fábrica, robó el balón y lo puso a los pies de Lucas Robertone. El 'Amazon Prime' de la UD Almería llevaba a su izquierda a Largie Ramazani, que se anticipó a Carvajal para entrar en el área, saludar el pase y alojarlo en la meta de un Kepa que pudo hacer más, pero no lo hizo, con sólo 40 segundos disputados.

El Almería se vio 'comprometido' a realizar un ejercicio de resiliencia ante un Real Madrid que tuvo el balón y que lo intentó siempre desde la izquierda. En el 13, el remate de Rodrygo Goes se marchó por la izquierda de la portería defendida por Luis Maximiano. Fue la primera de llegadas en las que los de Ancelotti buscaron espacios y forzaron las acciones a balón parado, bien defendidas por los rojiblancos, tapando espacios y no dejando al equipo madridista tener opciones de crear peligro. Tampoco las tuvo el Almería, pese a que, en el 22, el Almería pudo salir sin demasiada presión, pero Arribas no fue capaz de interpretar el pase de Dion Lopy, como tampoco, en el 23, tras una buena internada por la izquierda de Sergio Akieme.

Los rojiblancos agobiaron al cuadro madridista, con sus jugadores tratando de hacer la guerra por su cuenta. Cumplida la media hora, Toni Kroos lo intentó de lejos, pero muy por encima de la meta defendida por Luis Maximiano, que en el 37 vio cómo el alemán volvía a finalizar mal otra jugada mal ejecutada ante un Almería con Dion Lopy plantando galones en el centro del campo, recuperando balón y llevándolo a zona de ataque en la que Sergio Arribas seguía apareciendo, mostrándose en ese teatro de los sueños para un jugador hecho en esa fábrica.

Y es que el Almería manejó el partido, obligando al Madrid a colgar balones que el Almería fue capaz de interpretar en ataque. En el 42, un balón en largo lo despejó mal Nacho, cayéndole el balón a Édgar, situado en la frontal del área, que se sacó un zurdazo, desde fuera, que entró por la escuadra izquierda de la meta de Kepa, que sólo pudo asistir, como privilegiado, al pasaporte que el de Sant Joan de Espí le dio al zapatazo. No hubo aproximaciones más, después de tanto conseguido por el rojiblanco, pese a que aún quedaban tres minutos y cuatro de descuento que dio el extremeño.

Y las manos estuvieron arriba, no sólo las de Kaiky si no las de todos los rojiblancos, ROBADOS por Hernández Maeso que se fue al VAR para revisar la tercera acción de una jugada en la que las dos acciones previas ni se miraron. Fue, en el 56, en un balón colgado al área, en un saque de esquina, Rüdiger se sube encima de Édgar, Joselu empuja a Kaiky Fernandes y, fruto de esa acción, le da en la mano al brasileño. El extremeño pitó la mano, dejando pasar por alto las dos acciones anteriores. Bellingham se encargó de aprovechar el regalo.

Pero el ir al VAR creó jurisprudencia porque el Almería no se dejó ir. Aunque el equipo merengue llegó a centrar balones, no acertó con el gol. En una acción entre Bellingham y Lopy, el inglés 'acusó' un golpe en la cara, la jugada continuó, el senegalés le puso el balón a Ramazani y éste a Sergio Arribas, que cruzó el balón para batir a Kepa, pero Hernández Maeso se fue al inicio 'de la creación' para anular el gol. Todo lo contrario a una acción en el área del Almería, en la que un centro de Tchouméni lo remató con una 'zamorana' de las que hacía Ricardo Zamora en sus tiempos para marcar. Anuló primero por falta, pero dio el gol después.

Al Almería lo 'echaron' del campo y aguantó como pudo. En el 80, Luis Maximiano evitó la remontada con una imperial estirada a disparo de Vinicius y, en el 82, fue una chilena de Bellingham que se marcó fuera. Pero el alargue 'hasta que marcara el Madrid' se ejecutó en el 99, con un balón de Brahim al segundo palo, tocó de cabeza Carvajal para hacer el 3-2. No hubo más. Para taparse la cara de vergüenza. Lo visto justifica las preguntas de aficionados que se cuestionan porqué somos del Atlético, del Athletic, de Osasuna o del Almería, porque ganar como lo ha hecho del Madrid debería dar vergüenza.