Un filial con presión, pero sin estrés

La Real Sociedad B o Sanse, como le llaman en tierras vascas, ha hecho un juego muy vistoso y alegre en su estreno en la Liga Smartbank. La forma de entender el fútbol de Xabi Alonso ha permitido ciertas dosis de diversión, pese a las complicaciones clasificatorias. En todo caso, los vascos, como buen filial, no sienten excesivo estrés aunque sí presión por conseguir un objetivo, la permanencia, que tampoco es vital para el club. El técnico tuxi urdin viene de familia 'futbolera'. Su padre y su hermano se dedicaron a la labor de entrenar antes que él. Todos ellos, además, coincidieron en la posición de medio centro, algo que ha marcado la forma de entender el fútbol del Alonso, siempre muy cerebral y con dibujos novedosos en su cabeza.

La personalidad de Xabi Alonso marca de lleno la forma de jugar de su joven grupo. La Real B es, literalmente, un equipo de autor. La forma en la que el ex jugador del Liverpool y del Bayern imagina el juego lo lleva directamente a la pizarra y a la mente de sus futbolistas. Con capacidad de comunicación, muy reflexivo y analítico, ve el fútbol y lo transmite con claridad meridiana. Sin perder la idea de formación de futbolistas para el primer equipo, está consiguiendo competir de tú a tú con rivales más poderosos y experimentados.

Con sus armas limitadas, la Real B es un rival difícil de superar. Es cierto que le cuesta ganar, pero también es verdad que para superarlos hay que hacer un esfuerzo extra. Ante la situación extrema en la que disputarán su partido frente a la UDA, es complicado predecir la reacción del grupo de jóvenes futbolistas que, en todo caso, cuentan con gran talento.

La puesta en escena de los donostiarras pasa por una propuesta muy ofensiva en la que el toque está por encima de los desplazamientos largos. Les gusta salir jugando el balón desde atrás, con un estilo similar al que vimos en la UD Almería de José Gomes. Para ello el pivote baja a apoyar a los defensas, colocándose entre los atacantes rivales y dar así salida a la pelota hacia ambos costados. Con ello se supera la primera línea de presión del rival para, seguidamente, dar un paso adelante y apoyar las combinaciones en la medular en busca del pase definitivo. También puede quedar más retrasado el pivote, permitiéndose así que los laterales suban con mayor libertad. La idea es, como queda dicho, jugar al toque desde atrás.

Con esquemas tácticos muy diversos, incluso habiendo plasmado el pasado año del ascenso y en algunos momentos de esta campaña un atrevido 3-2-2-3, el dibujo que ofrece es muy escalonado, casi una tela de araña para el rival, tanto en la elaboración como en la destrucción.

Capítulo aparte merece la labor defensiva. Al igual que en funciones de ataque, todos trabajan sincronizados en una presión que comienza con los de arriba para recuperar cuanto antes la pelota. El trabajo es asfixiante e incomoda muchísimo la transición al ataque del adversario.

En su debe, los enormes huecos que dejan cuando se produce algún desajuste y pierden el esférico y que puede ser aprovechado por rivales con la capacidad ofensiva y la velocidad en las llegadas de la UDA. En definitiva, el Sanse responde a los cánones de todos los filiales como son talento a raudales lastrado con pecados de juventud como la irregularidad o los 'apagones' en fases de los partidos.