Fantasmas que van y vienen

Fue el final a un partido en el que todo ocurrió en el segundo tiempo. En el primer periodo hubo más control y sin que el espectador pudiera ver algo de 'rock'. Más bien fue una melodía plana. Con un Almería mejor en los primeros minutos, siendo el Granada el que acabó mejor.

En el comienzo de la segunda parte dio la impresión, aunque estaban prácticamente los mismos de la primera mitad, que el partido se rompía. Como si fuese una carrera ciclista, que al final se ve que es una buena etapa o anodina por los propios protagonistas, en el encuentro de ayer en Montecastillo pasó algo parecido. Porque en el inicio del segundo tiempo los granadinistas vieron la puerta de Fernando, mientras que el Almería seguía romo.

Todo por los minutos de excepcional rendimiento del almeriense Antonio Puertas. Almeriense de nacimiento, porque sigue siendo una de las referencias del Granada, siendo el capitán. El extremo dio una asistencia para que Petrovic hiciera algo que, hasta la fecha en esta pretemporada, nadie había hecho. El Almería veía que el rival estrenaba el marcador, que no había sucedido hasta ahora. Aunque minutos después se complicó todavía más el luminoso cuando Antonio Puertas mandó un obús a la escuadra de la portería de Fernando. Lo hizo con la zurda, cuando es diestro, culminando unos minutos de grandes quilates.

Con el 2-0 en contra, Rubi metió en el partido a Íñigo Eguaras. Todo cambió con la presencia del navarro que, sin grandes alardes ni focos, hizo que el choque fuera lo que él quería y entendía que era lo mejor para los almerienses para, al menos, igualar el resultado tan negativo.

Una falta al borde del área, hecha a un Milovanovic que tuvo sus primeros minutos en Montecastillo, permitió meterse de nuevo en el encuentro a los de Rubi. La lanzó Lazo buscando la puerta granadina, pero lo que encontró en el camino fue el brazo de Bodiger. Lo vio Figueroa Vázquez y señaló el punto de penalti.

Lo que para cualquier equipo podría ser una excelente noticia, en el seno del Almería hace pensar que es un momento complicado. Porque la pasada campaña se fallaron ocho de la docena de penaltis que le pitaron a su favor, que fueron nueve de trece si contamos que uno fue repetido. A eso hay que añadir que el primero señalado en esta pretemporada, ante el Vélez-Málaga, fue fallado por Sadiq Umar.

Así que lo destacado, en estos momentos, es ver el que asume la responsabilidad de lanzarlo. Aunque sea pretemporada, pero también se debe ensayar este aspecto en un partido. Y sin Largie Ramazani en el terreno de juego, Lucas Robertone decidió ser él el que asumiera la responsabilidad. El argentino demuestra cada día que no le asusta ningún reto. Pese a que, fuera del Almería, el lanzar una pena máxima sea algo sencillo, en el seno del vestuario es como si apareciera el miedo más atroz a nivel mental.

En esta ocasión, a diferencia de lo ocurrido contra el Vélez-Málaga, el balón entró en la portería del Granada suponiendo, en parte, liberarse de algunos fantasmas del pasado para que no estén en el futuro, porque cada fallo en la Liga Santander se paga muy caro.

En cuanto al partido, ya no estaba tan negro como hacía unos minutos. Que se volvió como al principio con un lanzamiento de Eguaras que levantó al banquillo del Almería por la belleza del golpeo. El navarro puso el balón en el lugar que quiso en la portería del Granada para devolver la igualada y hacer que los mejores minutos rojiblancos almerienses tuvieran el mismo premio que los mejores de los rojiblancos granadinos, con dos goles cada uno.

Con los cambios, el calor y otras circunstancias, el partido cayó en parte en los minutos finales. Aunque los dos buscaban el gol de la victoria (porque nadie quiere perder ni en pretemporada), lo cierto es que no hubo ocasiones muy claras y las piernas pesaban cada vez más.

Hasta que José Callejón tiró de picardía ya casi con el tiempo cumplido. El que fuera jugador del Real Madrid o Nápoles, en su estreno como futbolista del Granada, encontró un hueco en el saque de una falta. Nikola Maras evitó el remate de Jorge Molina, mandando el balón a córner. Y aquí ya el Almería vivió, otra vez, la aparición de un fantasma que lo está condenando en demasía en esta pretemporada. Ya sea de córner, de falta lateral o de un simple centro, los de Rubi están sufriendo. Ayer fue con un cabezazo, en el segundo palo, de Miguel Rubio.

Los de Rubi seguirán en Montecastillo hasta el martes. La siguiente cita servirá para presentar al equipo ante su público. El próximo viernes abrirán las puertas del Power Horse Stadium para recibir al Cartagena.