El Estadio del Almería, rojo apasionante
El Juegos Mediterráneos se pasa del azul 'tranquilo' a un color que refleja pasión desde antes de entrar al recinto
Sí, pero no. Curiosamente, el almeriense David Bisbal cantaba hace unos años, cuando ni se pensaba que su ciudad futbolística cambiaría tan rápido como lo ... está haciendo ahora, aquello de que «El silencio me agita, me rompe la calma/Una fiebre bajita se convierte en ansias..» y sin quererlo reflejó en lo que, día a día, hora a hora, se está convirtiendo el Estadio de los Juegos Mediterráneos, que pasa del tranquilo celeste de sus asientos al rojo pasión de todo el entorno, porque se tiñen de ese color hasta los pasillos de la 'nueva' casa de la UD Almería. Aunque Almería mantiene el legado histórico de aquellos Juegos –considerados fuera de la provincia como los mejores de la historia–, la obra más importante construida para 2005 era la imagen de aquella cita con el nombre reflejado en las gradas.
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Ahora el recinto no ha cambiado nada, pero se ha cambiado mucho, con solo una mano de pintura. Cuando subes las escaleras, nada te presagia que verás algo diferente. Conforme avanzas para dirigirte a los vomitorios de acceso sí que ya empiezas a percibir que algo nuevo está pasando. El túnel produce un efecto de entrar en un espacio casi cerrado. Te cambia hasta el color de la cara, te envuelve y te da por pensar que, si el acceso presiona, ¿cómo será pisar la alfombra que se ve desde las últimas filas, sin calvas, cuidado y, pese a estar sometido a temperaturas que rondan estos días los 40 grados, más verde que nunca?
Realmente para que no te lo cuenten, merece la pena verlo. Es, sin lugar a dudas, una experiencia para vivirla y eso que solo se ha dado una mano de pintura, como queda dicho. Al que venga a jugar, estar ahí le debe acongojar o si lo prefieren cambien alguna letra que expresa algo parecido.
Gracias, Turki Al-Sheikh.
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