Con el tropiezo ante el Eibar, la UDA pierde el primer puesto, pero no la plaza de ascenso directo. Agencia Lof
El Tercer Tiempo

Entre el corazón y la cabeza

Se ha hablado y escrito mucho sobre la ausencia de delanteros, pero quizás el principal problema ha estado en el lado opuesto del campo

Juan Antonio Manzano

Almería

Martes, 25 de enero 2022

Desde el pasado lunes por la noche navego en un mar de dudas. Como aficionado estoy extraordinariamente preocupado por el margen perdido y por la ... racha de malos resultados. Como analista de la actualidad rojiblanca creo que hay explicaciones razonablemente coherentes con la situación de este «enero negro».

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Creíamos que los 11 puntos que llegó a tener la UD Almería con respecto a sus directos rivales permitiría que el equipo alcanzaría el objetivo del ascenso de forma precoz. Era un escenario ideal, posible y deseado, pero la competición tiene reservados momentos delicados que saber sortear.

Finalmente los casi cuatro partidos de ventaja sobre Eibar o Real Valladolid han servido para evitar una debacle gracias a los acontecimientos de los últimos 30 días. Lesiones, Copa de África, covid… estas piedras se han plantado delante de la senda del Almería y, superados gran parte de ellos, el ascenso directo sigue siendo nuestro lugar. Igual eso cambia en las próximas semanas, ¿quien sabe? Pero, a día de hoy, el segundo puesto empatado con el líder no parece un mal plato para degustar.

Se ha hablado y escrito mucho sobre la ausencia de delanteros, pero quizás el principal problema ha estado en el lado opuesto del campo. Con el accidentado inicio de año, con el brote de covid y las consecuencias posteriores, Rubi podía haber planteado un cambio de estilo para minimizar daños. Pero quiso ser fiel al estilo y no renunciar a lo que ha hecho del equipo, una escuadra poderosa esta temporada.

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El problema es que jugar como si estuviera Sadiq, pero sin tener a Sadiq, era muy difícil. Fijar a los centrales, provocar distracciones defensivas, mantener la atención de la retaguardia rival sin tener una figura de referencia era misión casi imposible.

Los equipos entendieron que, sin espacios, la virtud de Ramazani quedaba reducida al mínimo y se aplicaron a ello. Pero eso podía soportarse con una estructura defensiva férrea, solida y expeditiva, y es ahí donde, principalmente, ha fallado el Almería. Nos hemos centrado en las ausencias de los puntas y hemos perdido poderío defensivo, encajando goles que no se habían visto en toda la primera vuelta. Ese es el primer agujero que hay que taponar. En este punto podríamos caer en la tentación de pensar que, en época de guerra, economía de guerra; es decir, el Almería podía haber viajado a Lugo o recibir al Eibar replegándose con un autobús de dos plantas y asegurar puntos. Posiblemente se hubieran sumado dos, pero ese ADN no está codificado en esta plantilla.

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¿Han sido malos partidos los que han terminado con tropiezos...? Entonces ¿han sido buenos? Ni una cosa ni otra, pero la situación tiene que cambiar de inmediato y ahora que las piezas vuelven a estar en su sitio, el Carlos Tartiere debe poner punto y final a la mala racha de este recién comenzado 2022.

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