Rabia

Con una clasificación tan asfixiante, no puedes dejar vivo a un Atleti tan gris. Si Griezmann y compañía deciden ejecutarte, aceptas la diferencia de clases que hay entre ellos y nosotros y cierras los ojos y rezas para que no haya demasiado dolor. Sin embargo, si un equipo colosal apuesta por juguetear contigo y darte una oportunidad entre mil, lo que tienes que hacer es agarrarla con los dientes hasta que te salte el esmalte. Aprovecharla y salir corriendo de allí para que nadie te la robe.

No fue así. Y, en esta ocasión y en este contexto, el juego excelso y la personalidad brillante que demostró el Almería durante casi todo el partido sirve más como reproche que como salvavidas. No. Hay más de treinta millones de euros en juego para la tesorería del Club. No. Hay orgullo herido en miles de aficionados. No. Hay trabajadores que empiezan a tomar melatonina para dormir por las noches. No. Los dueños tienen muchos planes para el futuro para continuar creciendo. Y todo eso –y más– es suficientemente importante para todos como para seguir encajando goles «muy fáciles» (dixit Garitano).

Nos tocó la lotería en el Cívitas y no fuimos a cobrar el décimo. Con la cuenta en números rojos, no me entra en la cabeza. Desde luego lo que demostró el equipo –y lleva haciéndolo varias semanas– ante equipos punteros es capacidad futbolística. El tiempo dirá si es tarde o no, pero, sin duda, la única forma es esta.