Almería-Girona: Susto o muerte

Estos merecen hoy un Almería distinto al que el jueves pasado se puso la eliminatoria de semifinales del playoff de ascenso cuesta arriba por lo que se entiende fue una mala elección, enjuiciando la aseveración con la ventaja del resultado, como es obvio. El Almería perdió en Montilivi en gran medida por ser un poco 'reservón' y no tener capacidad de reacción cuando lo que no esperaba –recibir un tanto en contra– sucedió. Hoy hay que demostrar otras cosas, exponer otros argumentos si, como se pretende, se quiere seguir peleando por un ascenso al que se enganchó cuando se encontró, a las primeras de cambio, un escenario propicio para ello, tras el excelente rendimiento que la plantilla dio de la mano de Pedro Emanuel, al que muchos, con razón, hoy echan de menos.

Con él, por ejemplo, el Girona tropezó en Almería, en la ida, después del doblete de Sekou Gassama y el otro tanto de Lazo, para acabar obteniendo un resultado que valdría hoy para pasar.

Se impone para hoy, sin importar el camino, la filosofía del desaparecido Luis Aragonés, aquella de «ganar y ganar y volver a ganar», pronunciada de una forma reiterada, como si con la repetición se aprendieran las cosas, más allá de conseguirlas por otro camino, el de la reiteración en la ejecución de las formas, esas que hablan obligatoriamente de mantener lo que haces bien y mejorar lo que haces mal. En Girona se consiguió casi la mitad de lo que se pretendía, no conceder mucho al rival. Sin embargo, el gol de Cristhian Stuani supuso echar por tierra el trabajo defensivo porque el ofensivo no dio para celebrar un empate.

El gol en contra no es del todo malo porque, con la obligación de ganar, se puede cumplir si no se encaja. Lo que sí es cierto es que el Girona ha dado muestras de ser un equipo que concede pocos errores y es ahí donde está la clave para conseguir el resultado que dé para pasar de ronda. Los rojiblancos han conseguido lo que les basta –el triunfo por 1-0 en la cita de hoy– en cuatro ocasiones y en nueve partidos más la renta le daría la oportunidad de superar el susto que lleva en el cuerpo por el gol encajado en Montilivi el pasado jueves, mientras que en las cuatro restantes hasta llegar a los 17 partidos ganados en la fase regular no le permitirían acceder a la final del playoff de ascenso a Primera.

Por fortuna, el otro susto, el de ayer volvió a salir negativo. Los rojiblancos se sometieron el viernes a pruebas PCR para saber si sigue la normalidad y, en los sanitario, no hay novedades. Están sanos todos, a excepción de los que se infectaron en las primeras semanas, así como el tercero que rebasó el índice de virus el primer día y dio negativo en los siguientes.

Como intentó demostrar José Gomes el pasado jueves en Girona, la clave, hoy más que entonces, está en mantener la portería a cero, un hecho que los rojiblancos han logrado llevar hasta las últimas consecuencias en 16 de los 43 partidos disputados en el campeonato liguero –los 42 de la fase regular y el primero del playoff–, nueve de ellos en el Estadio de los Juegos Mediterráneos. ¿Cómo? Pues actuando en cierto modo tal y como lo hizo en Montilivi, pero no permitiendo al Girona acceder con la asiduidad como lo hizo y que pudo costar más caro de lo que al final se pagó para salir del estadio gerundense.

Lo más normal es que, con la obligación de ganar, el equipo indálico juegue con defensa de cuatro y no de tres, con dos carrileros, y con un centro del campo con más creatividad, pero sin desperdiciar la opción de tener esa parcela con ventaja numérica o, cuando menos, en igualdad de condiciones para pelearle la posesión al conjunto blanquirrojo.

Detrás podrían repetir los cuatro que terminaron el partido. Con un Antonio Sivera más seguro bajo palos que en anteriores ocasiones, este tendría por delante a Iván Balliu e Iván Martos por los costados, mientras David Costas y Nikola Maras estarían en el centro de la zaga. Por delante, posible línea de tres con Radosav Petrovic, César de la Hoz y Valentín Vada. Mientras arriba podrían aparecer José Corpas, que acabó el partido en Girona, con José Carlos Lazo, en los costados, y Darwin Núñez tratando de encontrar velocidad para hacer daño a los centrales.

El Girona, con la ventaja de la ida (1-0), afronta el trascendental encuentro con el optimismo que le concede el gol y la solidez de su juego, pero también con prudencia. Los de Francisco, con los que el equipo ha crecido notablemente, son conscientes de que tienen que rematar el trabajo y dar continuidad a las buenas sensaciones transmitidas el jueves.

El conjunto catalán saltará al césped con la ilusión de dar un paso de gigante hacia su objetivo de ascender a Primera, pero para hacer realidad el objetivo de clasificarse para la final del playoff el conjunto de Montilivi debe mejorar el pésimo rendimiento ofrecido esta temporada lejos de casa. Y es que en la liga regular tan sólo ha celebrado tres triunfos en 21 desplazamientos y ha sumado el 25% de los 63 puntos posibles (16).

De todas formas, tienen la ventaja de contar con un Stuani en excelente estado de forma, como ocurre con Juanpe e Ignasi Miquel, que frenaron al solitario Darwin Núñez en ataque, sin olvidar a Borja García o Samu Saiz.

La única duda del técnico almeriense radica en el lateral derecho. Ramalho actuó en esa posición en el partido del jueves porque Pablo Maffeo y Jordi Calavera, los dos especialistas del equipo en esa demarcación, todavía no estaban plenamente recuperados de sus lesiones, pero hoy podrían regresar a la titularidad. Además, Jairo o Valery podrían entrar por Aday Benítez, que se retiró exhausto.