El Almería quiere entonar lo de «como decíamos ayer»
En la primera parte, Ceuta y los indálicos firmaron el empate, la segunda tiene la obligación para ambos equipos
Retomar lo interrumpido es un acto de audacia, una forma de resistencia frente al olvido. Como hicieron Fray Luis de León y Unamuno al volver ... a sus cátedras tras años de cautiverio, el hilo no se rompe aunque se vuelva invisible y lo suspendido reclama su resolución con una fuerza casi moral. En ese mismo espíritu regresa el partido entre Ceuta y Almería, detenido en noviembre por el fallecimiento de un aficionado ceutí, un suceso que convirtió la emoción de la tarde en un silencio absoluto. Ahora, el encuentro vuelve a abrirse con un empate que quedó flotando en el aire y con la tensión suspendida sobre el césped del Murube, como si las líneas del campo hubieran retenido la memoria exacta del momento en que todo se detuvo.
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La primera mitad fue un relato de giros inesperados, de sensaciones que se desbordaron y se contrajeron en pocos minutos. Un gol temprano de Kuki Zalazar colocó al Almería contra las cuerdas, obligando a recomponer la estructura emocional y táctica del equipo. El empate de Adrián Embarba, surgido en un tramo de esfuerzo sostenido, abrió una grieta en la resistencia local y dejó entrever que nada estaba escrito y que la historia aún debía decidirse. La suspensión no borró la intensidad ni el esfuerzo acumulado; sólo convirtió todo ese impulso en un susurro contenido, en un preludio del acto que ahora debe cumplirse con la misma contundencia con la que se interrumpió.
El primer tiempo ofreció un choque de fuerzas tan desigual como fascinante. La presión insistente del Ceuta, los ajustes redibujados del Almería, la fragilidad de unos, la audacia de otros, un vaivén que convirtió cada acción en un instante decisivo y que dejó la sensación de que el partido estaba desarrollándose sobre un alambre invisible. Cada suceso tenía el peso de una decisión crucial, era un compás en una sinfonía que quedó a medias, esperando su conclusión. La grada, el césped, los errores y los aciertos conformaron una atmósfera que ya no admite pausa. La segunda parte no es una continuación al uso, sino la posibilidad de transformar lo provisional en definitivo, de convertir la incertidumbre en mandato, de cerrar un capítulo cuya interrupción multiplicó las preguntas.
El árbitro por JOSÉ GABRIEL GUTIÉRREZ
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Morilla Turrión: Morilla Turrión. La dirección arbitral del partido corre a cargo del colegiado navarro Alejandro Morilla Turrión, natural de Pamplona, de 25 años de edad y Consultor de Estrategia de profesión. Su trayectoria en el arbitraje de categoría nacional, está configurada por dos temporadas de militancia en la de Tercera División, dos en la nueva Segunda RFEF y otras dos en la de Primera RFEF, tras la que consiguió el ascenso a Segunda División.
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El camino del ascenso: En las dos temporadas previas a su ascenso a la LFP, dirigió 27 partidos de la fase regular en Primera RFEF, doce de ellos en el pasado campeonato, finalizados con seis victorias locales, dos visitantes y cinco empates. El último que dirigió en la Primera RFEF fue el disputado entre Nàstic de Tarragona y Real Sociedad B, correspondiente al playoff de ascenso, finalizado con la victoria (1-3) del donostiarra.
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Seguindo a la UDA: Debutó en Segunda División en la segunda jornada de la actual temporada, dirigiendo el partido disputado entre Albacete Balompié y Racing de Santander (2-3). El de hoy es el segundo que le arbitra a la UD Almería. El anterior fue en la visita a la Real Sociedad B, que finalizó con resultado de empate (2-2), en el que mostró siete cartulinas amarillas (3-4) y señaló un penalti en contra de la UDA que puso el 1-0 en el marcador.
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Milla Alvendiz, en el VAR: El castellano-leonés Oliver de la Fuente Ramos estará hoy al 'mando' de la sala VAR, en el que será el séptimo partido que arbitre Morilla Turrión en lo que va transcurrido del campeonato de Liga, con el registro de dos victorias locales, una visitante y tres empates. Lleva la media de 5,17 tarjetas amarillas, ha mostrado una roja y señalado un penalti. A la AD Ceuta le ha arbitrado en su visita al Cádiz (0-0).
Ahora, todo depende de la resolución. El Almería busca transformar el empate en victoria y ascender al liderato en solitario, mientras que el Ceuta aspira a sostener su fortaleza en casa y prolongar un escenario en el que el favorito se sienta obligado a demostrar su jerarquía sin margen para el error. Como aquellos maestros que retomaron su lección tras años de silencio, el hilo del partido sigue intacto y la segunda mitad se convierte en el escenario donde se decidirá quién deja su huella, quién impone su ritmo y quién escribe la historia definitiva de un duelo que comenzó con un suspiro y ahora exige su desenlace con una firmeza renovada.
Lo que espera
El Ceuta, cuyo técnico expresó su molestia por la fecha y la sensación de estar en 'inferioridad' por disponer de menos descanso, se prepara para un escenario singular, el de jugar de nuevo una primera parte, aunque se trate de los segundos 45 minutos. Esa paradoja competitiva –la de un reinicio sin desgaste previo– ofrece al Ceuta la oportunidad de parecerse mucho al de aquel día, con la intensidad como bandera y una presión sostenida que puede condicionar el comportamiento indálico. La alineación puede estar diseñada con atención milimétrica a los riesgos que rodean el envite, porque, aunque existe libertad para mover piezas, del mismo modo que valen los goles de Zalazar y Embarba, también cuentan las amarillas que vieron el local Rubén Díaz y los rojiblancos Stevan Džodic y Dion Lopy. Si nada obliga lo contrario, ninguno de los tres estará de inicio, un acto de prudencia ante el riesgo físico y disciplinario de un partido que comienza desde cero en lo emocional y en lo energético.
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Puede que para Rubi el partido de Leganés influya más de lo aparente. El técnico rojiblanco podría no introducir cambios ni en defensa ni en ataque, manteniendo la inercia de las últimas jornadas. Existe la posibilidad de que Álex Muñoz regrese al lateral zurdo, pero el desempeño de Centelles en los dos últimos encuentros tampoco invita a descartarlo sin más. Si termina repitiéndose la misma defensa que en el Alfonso Murube, será por convicción y no por obligación, por la confianza en un bloque que ha ofrecido estabilidad en los tramos recientes.
Arriba, lo más normal es que repitan los tres que han dado equilibrio y profundidad en los últimos compromisos, Arnau Puigmal y Adrián Embarba en los costados, con Sergio Arribas en la posición de enganche, manejando los ritmos y proyectando al equipo en campo contrario. Thalys puede aparecer en punta, pero también Patricio Soko o Leo Baptistao, aunque este último, sin el ritmo de la continuidad, quizá quede como recurso para un tramo más avanzado del encuentro, cuando el partido reclame otra lectura y otro tipo de movimientos.
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Las tarjetas en la sala de máquinas, como queda dicho, suponen un inconveniente añadido. Sería un riesgo evidente la presencia simultánea de Džodic y Lopy sobre el césped, especialmente con la intensidad del rival buscando, como entonces, incomodar la salida de balón y presionar sobre el senegalés, convertido en un objetivo táctico con 'GPS' propio. Aun así, el Almería dispone de alternativas fiables, como Iddrisu Baba y Gui Guedes, que podrían partir desde el inicio y ofrecer al equipo ese equilibrio entre músculo, lectura defensiva y serenidad en los primeros pases que será imprescindible en una reanudación donde cualquier error puede definirse como una herida profunda. Tampoco André Horta es descartable que aparezca.
Obligado
Con tres derrotas consecutivas, el Ceuta de este partido no se parece al que preparó la primera parte frente a los indálicos. Ahora hay prisas, pero no distintas sensaciones en cómo compite. Hoy llega con el hándicap de la recuperación, ya que hasta la noche del lunes no llegó a Ceuta, con lo que ha tenido sólo una sesión para preparar el partido.
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José Juan Romero no variará mucho su once. Tal vez la tarjeta con la que Rubén Díez acude supone un hándicap, al igual que sucede con los dos medio centros rojiblancos. El técnico ya habló días pasados antes del partido ante el Dépor y expuso sobre los cambios que «es difícil decirlo ahora, sólo en Copa del Rey por méritos de los jugadores y habrá un once que difiera mucho del que está jugando, pero a nivel de la competición liguera puede que existan algunos movimientos».
De este modo se antoja que el posible once será muy parecido al que jugó en Riazor, donde, pese a perder, estuvo cerca de conseguir puntos, con quejas por algunas decisiones arbitrales.
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