La UD Almería nunca calla
Cada balón al área es una declaración porque el gol siempre llega, marcando en todos los partidos disputados a lo largo del presente campeonato
La racha goleadora de la UD Almería, que ha conseguido marcar en todos los partidos disputados hasta el momento en el campeonato liguero –26 goles ... en 13 partidos de Liga–, no es un fenómeno aislado ni casual. Responde a una estructura ofensiva definida, a una secuencia de patrones repetidos y a una ocupación racional de espacios que permite que el equipo dirigido por Rubi genere situaciones de finalización de manera constante, independientemente del rival o del contexto del partido.
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El primer elemento que explica esta continuidad anotadora es la altura media del bloque. El equipo indálico mantiene de forma recurrente una presencia ofensiva en campo contrario que facilita recoger segundas jugadas, activar intercambios posicionales en la frontal y sostener la presión tras pérdida. Este posicionamiento avanzado multiplica las situaciones en las que el equipo puede atacar con varios jugadores por delante del balón.
Sincronización
En segundo lugar, destaca la sincronización de los movimientos en los carriles exteriores. Los extremos estiran al rival, fijan a los laterales y abren líneas de pase hacia dentro. Esta amplitud genera dos ventajas. Por un lado, liberan a los mediapuntas o interiores para recibir entre líneas; por otro, permiten que los laterales del conjunto rojiblanco lleguen en ventaja para centrar o combinar. La consecuencia directa es que el equipo logra producir centros, diagonales y conducciones hacia dentro que desembocan en remates frecuentes.
Un tercer factor clave es la producción de ocasiones desde segunda línea. Los centrocampistas de perfil mixto están ocupando el borde del área con regularidad, lo que provoca que las defensas rivales no puedan bascular únicamente hacia la referencia ofensiva. Esta presencia interior obliga a repartir marcas y abre pasillos para rupturas a la espalda. La UDAlmería anota porque genera múltiples focos de amenaza y no limita su ataque a un único tipo de acción.
Eficacia
A ello se suma la eficacia en transiciones. Aunque la UD Almería no base su modelo en un ida y vuelta constante, sí ha mostrado capacidad para activar desmarques profundos inmediatamente después de recuperar la pelota. En estas fases, uno o dos pases verticales bastan para situar al equipo en posiciones de remate. La velocidad de ejecución, más que la velocidad física, es lo que marca la diferencia.
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Otro aspecto relevante en los números de la entidad rojiblanca es la regularidad en el volumen de tiros. El equipo promedia 16,4 tiros por partido, de los cuales 5,9 van dirigidos a portería, lo que asegura que en algún momento del partido aparezca la oportunidad de gol. Su eficacia global de disparo es del 12%, pero consigue superar sus expectativas, ya que tiene un promedio de 1,7 goles esperados por partido –lo que se llama xG– frente a los 2 goles reales por encuentro disputado, en lo que va de competición. Esto indica que el equipo dirigido por Rubi no solamente genera ocasiones de gol, sino que las aprovecha con cierta efectividad, lo que sin duda supone una ventaja a la hora de 'anunciar' las victorias que consigue –siete, una menos que el Racing de Santander–.
Versatiludad
La distribución de los goles muestra la versatilidad ofensiva del equipo. 20 se han marcado desde dentro del área y 6 desde fuera, mientras que, por tipo de finalización, 13 se firmaron con la pierna derecha, 9 con la izquierda y 4 de cabeza. En situaciones de balón parado, el equipo ha convertido 4 de 5 penaltis –los cuatro marcados por Sergio Arribas– y 2 de 8 faltas –ambas firmadas por Adrián Embarba, el primero ante el Albacete y el segundo el pasado domingo frente al Cádiz–, reflejando eficacia en penales y margen de mejora en tiros libres. La secuencia temporal de los goles también aporta información interesante. 3 goles los ha conseguido en los primeros 15 minutos de partido;5 entre el 16 y el 30, 3 entre el 31 y el 45, 6 entre el 46 y el 60, 2 entre el 61 y el 75 y 7 entre el 76 y el 90, lo que demuestra capacidad de gol en todos los tramos del encuentro, destacando la fortaleza en los arranques de la segunda mitad y en los minutos finales, además del hecho de estar siempre en la dinámica de partido.
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Finalmente, la racha de goles tiene una consecuencia competitiva importante. No en vano obliga a los rivales a prepararse para defender durante los noventa minutos y condiciona los planteamientos contrarios. Sabiendo que el Almería siempre encuentra la forma de marcar, muchos equipos ajustan sus líneas, retrasan alturas –el Cádiz, por ejempló se vio abocado a cobijarse tras el gol firmado por Thalys, en el minuto 15– o duplican apoyos en los costados, lo que facilita que el equipo indálico controle tramos del partido gracias a la atención que genera su ataque.
En conjunto, el hecho de haber marcado en todos los partidos que se llevan disputados –el aplazado ante el Ceuta entraría en ese recuento, como los de Lorca, en Copa del Rey– no es un dato aislado, sino la expresión estadística de un modelo ofensivo coherente, repetido y funcional. La regularidad del gol, la diversidad de sus finalizaciones y la capacidad de superar ligeramente su xG –goles esperados por partido– son, en este caso, el síntoma visible de un sistema que está respondiendo con fiabilidad a lo que se propone en cada encuentro, el fundamento más destacado que confirma su rendimiento, con seis partidos ganados y dos empatados a lo largo de las últilmas ocho j ornadas que se llevan disputadas hasta ahora.
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