La UD Almería, entre el maltrato y el respeto
El equipo indálico, con el 'golpe' de la covid en sus entrañas, supera la 'irracionalidad' y mira al jueves con el partido de Copa del Rey a disputar frente al Elche
Rubi cogió el domingo el micrófono para, como ya hiciera José Gomes tras el partido del pasado curso liguero frente al Leganés, ser la voz ... de la afición. El técnico vilarense habló de maltrato, el adjetivo propio a lo que se vivió el domingo en el último partido de Liga donde, si las cuentas no fallan porque desde el club no se ha dado a ciencia cierta el número de jugadores que no pudieron jugar por covid, un equipo como el rojiblanco compitió con una incidencia de aproximadamente 25.000 casos sobre 100.000, cuando hay colegios con aulas confinadas con la existencia de tres casos positivos entre treinta alumnos. Y aún con ese malestar y pese a que Rubi advirtió de que la Copa le da igual, el Almería espera al Elche para luchar, del mismo modo como lo hizo el domingo frente al Cartagena.
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Los indálicos, que ayer tuvieron jornada de descanso, trabajaron algunos, aunque será hoy cuando la plantilla comience a preparar el partido frente al conjunto ilicitano, en sesiones que se desarrollarán a puerta cerrada. De todas formas, la Copa pasa a un segundo plano. Está claro que es la competición liguera la que servirá para dar una nota final a la temporada y Rubi tiene claro que no se forzará a ningún jugador para que pueda tener minutos ante el Elche. Ya explicó el domingo que Ramazani había entrenado media hora en las últimas dos semanas y «cuando ha jugado tenía miedo a que se rompiera. Esto no lo pienso hacer más», no dudando en anunciar que «si hay alguna alineación indebida, pues perderemos en Copa. No arriesgaré a nadie del primer equipo».
Maltratados
Y es que de lo que no cabe duda es que el Almería, como pudieron también Mirandés, Barça o Rayo Vallecano –por poner algunos ejemplos–, pudo sentirse maltratado por esa obligación de jugar, pues fueron objeto el domingo de un trato desigual por parte de LaLiga, que se 'lavó las manos' en Lugo, aplazando el partido por un brote de covid en el vestuario lucense cuando el día previo al partido se comunicaron quince casos positivos en una plantilla con 25 integrantes de la primera plantilla y el protocolo aprobado antes del inicio de la temporada –obsoleto a la vista de incidencia de la variante Ómicron– hablaba de que cada plantilla debía estar en disposición de alinear a cinco profesionales para que el encuentro no fuese aplazado. Sin embargo, la actuación de la Xunta, a través de su Consellería de Sanidade, fue la que obligó al aplazamiento ante la orden de confinar al resto de componentes de la plantilla, pese a ser casos negativos.
Además, el partido del domingo deja secuelas. Los que se recuperan, si esto sucede, acudirán a la cita con la 'obligación' de jugar, aun con la merma física que supone el hecho de no haber podido entrenar durante los últimos días, con lo que este supone de incidencia negativa en el comportamiento físico del futbolista. Además, en una competición –ya sea la Liga o ya sea la Copa– que la 'patronal' quiere poner como 'excusa' para la venta de imágenes –entiéndanse, derechos de televisión– gracias a un supuesto rendimiento que, por una mala gestión de la situación sanitaria, queda en entredicho y que además tiene consecuencias de cara al espectador.
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¿Se figuran adquirir una entrada para el Concierto de Año Nuevo en la Sala Dorada de la Musikverein de Viena y que en lugar de la Filarmónica de Viena actúe la 'banda del empastre' con todo el respeto para esta? Lo sucedido en el Estadio de los Juegos Mediterráneos supuso una 'tomadura de pelo' para los espectadores, más allá de que fuesen para ver ganar a su equipo.
De eso, del comportamiento visto el pasado domingo, se saca además otra conclusión, esta positiva, y es que el Almería, los jugadores que componen la primera plantilla –estén en nómina del primer equipo o del filial–, demostraron la capacidad para competir a un óptimo nivel, a sabiendas de que la victoria entraba dentro de lo casi imposible. El Almería jugó con un equipo de circunstancias por muy meritoria y casi excelente imagen dada, pero con un mediocentro reconvertido a central como César de la Hoz, otro como Iván Martos jugando como central cuando es lateral izquierdo;sin delantero, saliendo al paso con jugadores de segunda línea como Francisco Portillo, Lucas Robertone o Arvin Appiah jugando como 'falsos 9' por la ausencia de específicos rematadores, con jugadores como Largie Ramazani que solo había entrenado 30 minutos desde que se fue de vacaciones el pasado 21 de diciembre y casi todos con el temor de caer lesionados como sucedió con José Carlos Lazo, al que las consecuencia del partido de la 'vergüenza' le tendrá apartado varias semanas, por falta de un respeto, el que ya expresó José Gomes el año pasado, que hace daño al Almería, pero también al propio espectáculo.
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