El Almería y el extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde
El equipo indálico muestra 'mil caras' durante 90 minutos, como en los tres partidos anteriores para caer en la trampa en el Nuevo Pepico Amat
Quienes peinan canas o ya ni las peinan recordarán aquella adaptación que hizo el gran Jerry Lewis en 1963 de 'El extraño caso del doctor ... Jekyll y el señor Hyde'. El considerado 'rey de la comedia', bautizó su obra como 'El profesor chiflado', que utilizaba una pócima para pasar de ser un muchachito enclenque a ser la persona que siempre lograba todo lo que quería. El Almería que se proyectó el domingo, en el Nuevo Pepico Amat, tuvo de ambas cosas con un comportamiento dispar con sólo un cuarto de hora de diferencia –el tiempo que duró el descanso–, con el problema de ser el galán fuerte y seductor que se lleva el mundo por delante, de la primera parte, al profesor debilucho y tímido que impidió que perdurara el recuerdo de lo hecho en la primera mitad porque la segunda fue la de un equipo que 'alargó' los vicios del curso pasado, aquel que tardó tres cuartos de competición en conseguir la primera victoria.
Publicidad
El análisis viene motivado por un cambio en el comportamiento sobre el terreno de juego que, sin llegar a ser la excelencia, sí fue peor que lo exhibido en la segunda parte. Al menos la primera parte dejó latente que a esta UDAlmería le pesa, en gran medida, la falta de acierto –al equipo rojiblanco le cuesta mucho ver puerta, como lo demuestran esos dos lanzamientos contra la madera de forma consecutiva–, convirtiéndose en un equipo debilucho que, por primera vez en lo que va de campeonato, invierte esas muestras tan dispares en su rendimiento. Con más solvencia, en las tres primeras jornadas, para manejar el partido en las segunda partes que en las primeras.
Presa del rival
El peso del recuerdo puede ser un acicate para un equipo que deja muestras de ser el que el año pasado hizo una temporada horrorosa que se terminó con el descenso 'como premio' a los vicios continuos mostrados por los indálicos. Y lo cierto es que las medianerías no son buenas. Tampoco lo es la exigencia de una imagen magna en una categoría en la que es difícil marcar territorio. Hay ejemplos notables de equipos que van a ganar la competición de calle por contar con una plantilla de 'época' y a los que les cuesta arrancar.
En cierto modo, lo de la paciencia es un buen 'medicamento', pero tampoco hay que abusar de él por un posible acomodo tras la frase del «ya llegarán los buenos resultados». Si el interés en ganar llega supeditado por la obligación autoimpuesta, más pronto que tarde debería cambiar la sinergia al respecto de un partido –el disputado el domingo– que deja lagunas en cuanto a su interpretación y una imagen no acorde con lo que se presupone necesita hacerse cada jornada cuando hay que referirse al comportamiento del equipo.
Es cierto que el partido, lo mismo que quedó marcado por esa ausencia de acierto cara a portería rival, tuvo defectos en otros aspectos. Uno de ellos habla de la permisividad de Muñiz Muñoz para contener la agresividad del Eldense que en 14 minutos había cometido seis faltas, con Alán Godoy como 'causante' de dos de ellas y las dos sobre Lucas Robertone –la tercera, también sobre el centrocampista indálico, le costó la primera amarilla, en el 45+1–. Antes ya había recibido una falta de Fran Gámez. Al citado Godoy le libra de la expulsión en el 53. Llegó a echarme mano a la tarjeta, pero se arrepintió de seguidas.
Publicidad
Otro partido
Casi desde ese momento, el partido fue otro, con un Almería incapaz de romper el guion impuesto por un Eldense que no hacía daño, pero que sí incomodaba a los rojiblancos que, otra vez –como en los tres primeros partidos de Liga– modificó su comportamiento, con la salvedad hecha sobre los tiempos. Los mismos hablan de un equipo 'endeble' tras una mala primera mitad, con notable mejoría en la segunda.
Un vicio que, por fortuna, debe ser aceptado como aviso a navegantes porque lo que viene está cargado de compromisos delicados por el comportamiento de los rivales a los que deberá enfrentarse el conjunto indálico, con el Castellón y el Eibar con sólo seis días de separación, ambos en casa, en los que tiene la obligación de enderezar el rumbo que sí había 'seleccionado' en las tres primeras jornadas, en donde, pese al 'equilibrio' en lo expuesto sobre el terreno de juego, el resultado sirvió como 'pócima' para el alivio. El 'agua' del descanso en Elda lo mismo no estaba en buen estado.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión