Sadiq Umar lamenta una de las ocasiones de gol que no entó. Agencia Lof
UD Almería

En el Almería, el corazón está por encima de la cabeza

Errores individuales siguen comprometiendo al conjunto indálico para ser cabeza de serie en el playoff de ascenso a Primera División

Juanjo Aguilera

Almería

Domingo, 16 de mayo 2021

El fútbol es un deporte que se juega equipo y que se pierde por individualidades. No es una máxima, pero casi que se cumple, jornada ... tras jornada, campeonato tras campeonato. El caso es que el Almería no para de ponerse piedras en el camino en ese intento obligatorio –es una meta impuesta desde la jornada uno– de ascender a la máxima categoría del fútbol español. Por lo pronto, cada vez el margen de error es menor para el directo, con nueve puntos en disputa, y cada mayores los motivos para pensar que la tercera plaza no es segura porque no es que los de abajo aprieten, sino que el propio equipo indálico para ir demasiado 'suelto', como si le faltara el aire, que le falta, y eso redunda en ver a un equipo que o gana con solvencia y de salida o cualquier error lo paga con pérdida de puntos.

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Desde que comenzara la actual temporada, el equipo rojiblanco se ha caracterizado, en ese sentido, por no remontar ningún partido en el que el rival se le adelantó. Sólo logró igualar el marcador, pero no ponerse por delante. El Albacete fue el último en salir a jugar frente a la UD Almería sabiendo que hacerle un gol es sinónimo de no perder, ante un equipo que no ganó siempre que marcó primero y hasta cuajó la derrota. Puede que sea un problema de corazón. El rifirrafe entre Sadiq Umar y Brian Rodríguez, en la última falta del partido ante los manchegos, no es sino la falta de madurez de algunos de los componentes de la plantilla indálica, la más joven de la categoría, pero que adolece del peso de jugadores expertos, que los tiene y que su 'mano' se nota cuando están en el campo.

Aspecto asociativo

El caso es que la templanza que exige jugárselo todo en tramos tan complicados requiere de bastante más cabeza que corazón. Este da órdenes que necesitan de la 'fusión' del estado físico con el mental, un aspecto 'asociativo' que le está costando caro al equipo almeriense desde hace ya bastantes jornadas en las que no es capaz de enlazar dos victorias consecutivas. La de Tenerife, la pasada jornada, supone la segunda en los últimos doce compromisos ligueros disputados –la otra fue en Málaga y pasaron después cinco jornadas en las que sólo se sumaron tres puntos y como resultado de tres empates–.

La UD Almería se encuentra con un panorama en el que el gol no llega, la mayoría por desacierto en el disparo, un aspecto este que puede venir influenciado por la ansiedad. Esta no mete la pierna en el intento, pero sí que impide la lucidez necesaria a la hora de tomar la decisión definitiva. Ante el Albacete, por ejemplo, Sadiq Umar 'marcó' un gol que no subió al marcador en la primera parte por estar en fuera de juego y en la que dribló a Bernabé Barragán para alojar el balón en las redes manchegas y, en la recta final del primer tiempo, se llenó de balón cuando tal vez la elección pudiera haber sido la adoptada en la acción invalidada. Claro que, desde la grada o por la tele, se marcan goles que ni Messi o el desaparecido Maradona se atreverían a intentar.

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Mala consejera

Sí que influyen las prisas, el recuerdo de la acción anterior, para convertirse en una 'obligación', como la del ascenso, el ver portería, que no justifica lo sucedido entre Sadiq Umar y Brian Rodríguez en la última acción del partido frente al Albacete pero que sí puede ser motivo para 'pasar la mano' cuando acaecen este tipo de 'fricciones'. Sí es cierto que, aunque sentirse saciado no es justificable nunca, que Sadiq llevara 18 goles y Brian Rodríguez todavía no se ha estrenado sí debió tener un poquito más de 'corazón' por parte del nigeriano.

El caso es que ante el Albacete fue la última demostración de la ansiedad que rodea al equipo almeriense, que suma una jornada más sin ganar en casa y que en el caso de los dos últimos partidos fue consecuencia de errores de bulto, tanto en ataque –ante los manchegos Sadiq o José Carlos Lazo mandaron al 'limbo' ocasiones propicias para haberlas convertido en gol– como en defensa. Ahí, el más claro de los errores fue el que dio pie al gol de Alfredo Ortuño y que puso a los de Fran Noguerol por delante en el marcador, por más que el gol pudiese tener una 'fabricación' un tanto polémica, por parecer que el delantero del conjunto manchego pudo ayudarse de la mano.

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A partir de ahora habrá que vivir con ese problema para tratar de acabar, del mejor modo posible, la fase regular, con la cabeza puesta en el playoff, donde los errores van a pagarse con creces. Desde el comienzo de esta fase de ascenso, se han disputado seis partidos por temporada –60 partidos en las diez temporadas– y sólo en 16 partidos se ganó por una diferencia de dos o más goles, el resto fueron empates o victorias por la mínima, lo cual viene a poner en valor la importancia de ser sólidos en defensa y resolutivos en ataque. El Almería de la 2012/13 fue el segundo en ganar por tres goles de diferencia un partido, el de la vuelta de la final frente al Girona, en el Juegos Mediterráneos.

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