En el Almería, todos los caminos conducen al gol
El equipo indálico ha recibido gol de 17 jugadores diferentes; sólo el castellonense De Miguel ha repetido
La UD Almería tiene un problema en defensa. Este sistema específico, que no entiende de nombres ni posiciones porque defender es una misión conjunta que ... empieza en la primera referencia y debiera terminar antes de llegar al área, es deficitaria en el equipo rojiblanco, sin que se pueda sacar a ninguno 'del saco'. En mayor o menor medida, todos son responsables del mal trago que semana tras semana –de modo casi general– sufre el equipo, incapaz de salir de la zona caliente de la tabla. Tras la derrota del domingo pasado, es la segunda vez que los rojiblancos pisan zona de descenso, que contrasta con la última temporada en la categoría –la campaña del ascenso con Rubi– en la que siempre estuvo en puestos de ascenso o de playoff –el ascenso indirecto– lo pisó sólo en cinco jornadas.
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Sin embargo, en la presente el 'servicio defensivo' contrasta con la calidad que el equipo tiene en ataque. Comenzó muy mal porque creaba ocasiones y disparaba a puerta como para haber hecho que los otros males quedaran ocultos. Es el cuarto equipo con más gol de la competición, sólo superado por los tres primeros de la tabla –Racing y Real Zaragoza, con 16, y Huesca, con 15–. Y es bueno, de cara al diagnóstico, que aquellos intentos no cuajaran porque se hubiese pasado por alto la debilidad que el equipo expresa cada 'maldita' jornada, en la que el cuadro rojiblanco, con 18 goles, es el que más encaja de la competición, el doble por ejemplo de los que, en teoría, son rivales por el ascenso, quince más que el CD Mirandés, que sólo ha visto su portería batida en tres ocasiones.
El gol a favor
Se pasó del error en ataque y defensa a sólo cometer errores a la hora de evitar los goles y eso te obliga a tener que hacer un esfuerzo mayúsculo para tener que ganar. El Almería ha ganado los dos partidos de este campeonato sólo en los que guardó su portería –el de Tenerife y el del Burgos–. La mejoría en la faceta de ataque se adopta con el diagnóstico de los resultados obtenidos. Los rojiblancos marcaron dos goles en seis de los nueve partidos –sólo se quedaron sin ver portería en Elda–, que en condiciones normales daría victorias, una cifra que igualó o superó, en la 2021/22, en trece ocasiones como local y ocho como visitante en las 42 jornadas del histórico campeonato que acabó en el ascenso y encima como campeón de Liga, con 81 puntos, una barbaridad, que habla de la homogeneidad de aquel equipo –el ascenso no fue sólo por el partido que perdió el Eibar en Alcorcón, porque esos 81 puntos son consecuencia de 24 victorias y 9 empates–. Con eso se sube, pero actualmente faltan 22 victorias y seis empates que conseguir en los 33 partidos que quedan para igualar aquellos números. El problema está en si hay capacidad para conseguirlos por la rémora que arrastra el equipo con vistas al gol en contra.
Como queda dicho, son 18 goles los encajados, con la puerta a cero en sólo dos de ellos. Pero con una lectura un tanto comprometedora y desalentadora para quienes ven al equipo desde fuera –puede que también desde dentro– porque no se encuentra la respuesta para justificar los nombres. Quizá no exista un equipo en la Liga que, encajando tanto, ha hecho que 17 futbolistas hayan marcado gol. Sólo el orellut De Miguel ha hecho dos goles. Los demás son los racinguistas Andrés Martín y Juan Carlos Arana, el sportinguista Víctor Campuzano, el eldense Juanto Ortuño, los también castellonenses Raúl Sánchez, Van de Belt e Israel Suero; Édgar González y el eibarrés Xeber Alkain, los levantinistas Robger Brugué, José Luis Morales, Kochorashvili y Carlos Álvarez, y los oviedistas David Costas, Jaime Seoane y Alemâo.
Nombres
Sin embargo, los nombres son lo de menos, lo importante es que no es un 'vicio' de los rivales de hacer partícipes a sus jugadores, sino que responde a una falta de hacer difícil el camino del gol que 'exculpa' a los defensas, no es que sean descargados de culpa, sino que señala a todos los jugadores, con lo cual el peso de la responsabilidad no debiera señalar a sólo uno, sino que es 'culpa' de la mayoría de los que se ponen la camiseta indálica. Porque es un vicio común. Los hay a balón parado, en contraataque, en jugada y hasta en propia meta, y de cualquiera de los modos que pueda llegar un gol.
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