Sánchez acusa a Casado de deslealtad en la crisis con Marruecos

La sesión del control al Gobierno en el Congreso se ha convertido en el tercer tiempo de los episodios vividos ayer en Ceuta, y ha mostrado que el Gobierno y el principal partido de la oposición no van de la mano en esta crisis a pesar de la conversación que mantuvieron ayer Sánchez y Casado para mantener una posición común. «No me ha quedado claro. Apoya o no al Gobierno de España. Por la mañana, tenemos una conversación privada por teléfono y dice que apoya, y hoy hace justo lo contrario», ha reprochado el presidente al líder de la oposición.

Sánchez ha atribuido esta postura al empeño del PP en utilizar cualquier asunto, antes la pandemia y ahora la crisis con Marruecos, para «derribar» al Ejecutivo. Una actitud, ha añadido, con la que demuestra que es una «oposición desleal», no con el Gobierno sin con «los intereses generales» de España. «Estamos sufriendo un desafío de Marruecos» y sería conveniente saber «de qué lado está el principal partido de la oposición», ha preguntado a su interlocutor.

El presidente del Gobierno ha aprovechado además una pregunta de la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, para pedir al PP, Vox y los liberales, la «bancada de la derecha», que tengan un «plus de responsabilidad» y hagan «oposición de Estado» en un asunto de este calado. Ha reclamado que no sean acríticos pero que sus críticas tengan un espíritu de aportar y apuntalar una posición común de España.

Casado ha combinado en su intervención un tono entre crítico y colaborativo. Por un lado ha tendido la mano a Sánchez al ofrecerle que «se deje ayudar», pero por otro le ha acusado de preferir a unos aliados que no están interesados en los problemas de España. «No puede defender la integridad nacional mientras negocia la autodeterminación de Cataluña con sus socios de Esquerra Republicana» o se entiende con Bildu, que reclama «la salida del Ejército de Ceuta», ha espetado Casado. Y ha añadido: «Hay más lealtad en esta oposición que en su Consejo de Ministros»,

El presidente del PP, además, ha acusado al Gobierno de imprevisión porque los sucesos en Ceuta son «la crónica de una crisis anunciada» y el colofón a una serie de «errores diplomáticos» de los que su partido ha advertido «desde hace años». En resumen, ha sintetizado, «le queda grande el Gobierno», dicho sea «sin acritud».