Una nutricionista detalla cuál es el desayuno perfecto: «Es muy saludable»

Existen muchísimas opciones diferentes para desayunar: bollería, tostadas, cereales, fruta, embutidos… Y, como es lógico, no todas son igual de saludables. En ese sentido, lo primero que hay que tener en cuenta es que es importante adaptar el desayuno al hambre que tengamos y a nuestros gustos. «Todo depende del apetito que tengamos. Hay gente que se levanta con más hambre y otra con menos», explica a IDEAL la nutricionista Nuria Romero.

En este sentido, lo ideal es «adaptar las cantidades» en función de las necesidades del día completo y no solo del desayuno. Es decir, si se desayuna mucho lo ideal sería comer un poco menos a lo largo del día y viceversa. «Los alimentos ricos en calcio son recomendables para todas las edades, aunque en época de crecimiento todavía más». Y, a parte de calcio, también es recomendable consumir algo de fruta, vegetales, hidratos de carbono y alimentos ricos en proteína.

De este modo, un desayuno perfecto y saludable podría estar compuesto, según cuenta Nuria, por un tazón de leche con copos de avena, canela y fruta troceada. Y para acompañar añadiría un café y algo de frutos secos o fruta. Otras opciones destacadas para la nutricionista son los yogures, un huevo cocido, o una loncha de pavo. Además de otras alternativas como una tostada de tomate con atún.

«Al final lo que hay que hacer es ajustar todo a las sensaciones de saciedad de cada persona porque hay que adaptarse a cada uno». Por otra parte, explica que no desayunar es algo que «no es para todo el mundo». «Hay personas que lo hacen desde siempre porque se levantan sin hambre. Pero en ocasiones eso provoca que se coma de más durante el día, que se picotee y que se opten por alimentos menos saludables. El ayuno no es para todo el mundo».

Además de tener en cuenta que lo mejor es elegir alimentos saludables para la primera comida del día, también es importante saber que hay ciertos alimentos que deberían evitarse siempre que fuera posible a la hora de desayunar. «Intentaría evitar sobre todo los cereales azucarados y las galletas», explica Nuria. De hecho, tampoco aconseja las galletas tipo digestive o integrales, ya que además de llevar azúcares añadidos cuentan con grasas «de baja calidad».

«El efecto saciante de este tipo de alimentos es muy pequeño, por lo que al poco rato volveremos a tener hambre de nuevo», detalla. Y tampoco aconseja bebidas como los cacaos solubles, que no son cacao al 100% y también cuentan con «bastante carga de azúcar», algo que también ocurre con muchos cafés solubles.