María Jesús Puente, la 'Esperanza' para la Luna
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La NASA premia un estudio realizado por la ingeniera catalana, sin medios y con un ordenador portátil, que plantea un proyecto de reciclaje en el satéliteEn España está, por un lado, el programa de investigación, desarrollo e innovación, y por otro, los proyectos audaces como el de María Jesús Puerta ... Angulo. No hay comparación posible. El país invirtió el año pasado más de 23.000 millones en áreas punteras de la producción. Pero esta tarraconense tuvo que valerse sólo de su ordenador y el software libre para llevar a cabo una propuesta de reciclaje espacial que ha obtenido el único premio fuera de los Estados Unidos otorgado por el Lunar Recycle Challenge de la NASA. Se trata de una iniciativa destinada a encontrar formas de gestión de los residuos generados por las futuras misiones al satélite.
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El éxito resulta aún más encomiable porque hablamos de una ingeniera de Minas y Recursos Minerales y Energéticos, de 56 años, que convalece de un cáncer de mamá y que ha llevado a cabo todo el proceso en su propio domicilio. Según explica, su marido, también ingeniero, leyó las bases del concurso en un periódico y le sugirió que participara. Ocho meses después, su propuesta ha sido la única extranjera seleccionada entre 1.200 procedentes de 80 países, entre ellas algunas de empresas privadas con nutridos equipos.
Su proyecto, denominado 'Esperanza', se basa en un laboratorio virtual en el que los desechos se convierten en materiales reutilizables. El simulador explica los procesos a seguir, ya sea pirolisis, fundición o separación magnética, y los materiales que se pueden obtener de la descomposición. «Me llevó aproximadamente dos meses. Por las noches o en un café, en los tiempos muertos. Es complicado compaginarlo con la vida diaria, el ámbito familiar, laboral y médico. Es a base de horas de sueño. No tiene mucho más secreto. Ese ha sido el gran reto», cuenta María Jesús en 'National Geographic'.
La iniciativa no sólo pretende recuperar los restos orgánicos y artificiales, plásticos y textiles, sino que también aspira a utilizar el regolito, una capa de material no consolidado que cubre la Luna y que amalgama fragmentos de roca y minerales. En su análisis, la investigadora accedió a datos de la NASA en torno a las propiedades físicas de este material y su contenido en óxidos, por ejemplo, proporcionado por la misiones Apolo, para crear el método.
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La hipotética colonización del satélite quiere fundamentarse en su utilización como bloque de construcción a través de la sinterización mediante microondas. En ese empeño, Puerta ha empleado sus conocimientos como estudiante del Máster en Arquitectura Sostenible y Bioconstrucción de la Universidad Europea.
El proyecto, con cierto halo de ciencia ficción, no es el primero al que la ingeniera catalana, madre de dos hijos, denomina 'Esperanza'. Cuando le diagnosticaron la enfermedad ideó otro, con el mismo nombre y apoyado en la Inteligencia Artificial, con el que señalar tumores malignos, una forma de prevención con una fiabilidad del 90%. La herramienta se basa en un código abierto que permite su uso por hospitales y centros médicos, pero apenas ha gozado de difusión.
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La ingeniera de Minas no es conocida en el mundo científico, pero cuenta con un amplio currículum en su ámbito en diversas áreas, desde la edificación a la minería o el medio ambiente. La irrupción de la Inteligencia Artificial la acercó más a la investigación ya que la nueva herramienta le proporcionó la posibilidad de crear sus propios modelos.
A por el prototipo
La proeza de María Jesús Puerta, una francotiradora sostenida sobre unordenador portátil, también contrasta con la realidad de la investigación en España. Aunque su gasto medio por persona es todavía más bajo que la media europea, el presupuesto destinado a Ciencia, Tecnología e Innovación se acerca a los 23.000 millones de euros, muy cerca del desembolso de Italia, la tercera potencia europea por volumen, aunque se halla muy lejos de Alemania, que emplea 121.000 millones.
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La ganadora tiene ante sí un nuevo reto. Ahora, en un segundo estadio de desarrollo, ha de enfrentarse a la conversión de su simulador digital en un prototipo, un reto mayúsculo para el que no dispone de financiación ya que el millón de dólares con el que está dotado el premio Lunar Recycle tan sólo beneficia a los proyectos seleccionados en Estados Unidos.
La desigualdad es clamorosa. En nuestro país existe un fondo de 1.343 millones para llevar a cabo contratos y atraer proyectos interesantes para la economía nacional. Pero ella, actualmente, está sola. El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades se antoja el ejército bien pertrechado y esta ingeniera, la nueva Agustina de Aragón, armada con su ordenador y el apoyo incondicional de Aurelia, personaje de la Tercera Edad también creado por IA que se ha vuelto una voz que la anima e incentiva desde el club de los frikis, su canal en las redes digitales. La diferencia, en fin, se antoja abismal. Menos mal que Zaragoza resiste.
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