Los mitos sobre el lince ibérico
Los expertos señalan que solo necesitan dos cosas para desarrollarse: gran cantidad de conejos y el respeto del hombre
Recuperar la población del lince ibérico es un esfuerzo que lleva años ocupando a organizaciones, ecologistas y administraciones. La acción del hombre ha ido ... arrinconando a este felino y ha costado mucho volver a contar con más de un millar de ejemplares (1.365 según el censo de Life Lynx Connect), de los que medio millar (520) residen en territorio andaluz. Estas cifras hacen que hoy se esté más cerca de pasar de especie en situación crítica a especie vulnerable.
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Doñana-Aljarafe y Andújar-Cardeña eran las poblaciones remanentes en 2002, las que sobrevivieron a la extinción. A partir de ahí, se ha ido regenerando con el control de la repoblación hasta contar con áreas registradas en las que viven linces ibéricos en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, además de Portugal. El pasado mes de diciembre se sumó una nueva zona de repoblación en Granada. Concretamente, en Sierra Arana, donde se liberaron cinco ejemplares, dos hembras y tres machos, que vienen a recuperar una especie que desapareció de la provincia granadina hace 40 años.
Aunque se le considera especie autóctona de la península ibérica, hay restos documentados que demuestran su presencia en el sur de Francia (hace 600.000 años) e incluso en Italia (40.000 años). Su rabo corto, orejas con un mechón de pelos largos en su punta (conocidos como pinceles) y barbas son características que los identifican y distinguen.
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La reintroducción de esta especie no es algo sencillo. Aunque siempre se ha asociado al lince con un entorno muy determinado, zona de matorrales, bosques aclarados y hábitats similares del dominio mediterráneo de la península ibérica, José María Gil, investigador a cargo de proyecto en el departamento de Zoología de la Universidad de Granada, aclara que esto no es así. Los estudios que se habían realizado cuando el lince estaba en claro peligro de extinción apuntaban estas necesidades, pero los trabajos de reintroducción y los estudios de seguimiento posteriores aclaran que este animal necesita dos cosas básicas: «que el hombre los respete y muchos conejos». De esta forma se demuestra que son animales adaptativos y pueden ser vistos igualmente en zona de matorral o en olivares. Por eso, apunta Gil, «el mundo cinegético (la caza) tiene mucho protagonismo».
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