La fotógrafa china a la que buscan Rihanna o Keanu Reeves

Chen Man ha trascendido su propio objetivo y se ha convertido en una de las celebridades más cotizadas del gigante asiático. Hasta Rihanna, Nicole Kidman o Keanu Reeves la buscan

ZIGOR ALDAMA

Domingo, 7 de julio 2019, 11:06

Cehen Man tiene aura de diva. Es una de esas personas magnéticas que logran atraer todas las miradas allí donde van. No solo por su ... atractivo físico, que también, sino por su actitud. Se mueve con seguridad, casi con gesto autoritario, y su mirada destila cierta condescendencia. Encaja perfectamente en el prototipo de celebridad, más aún cuando se la ve protagonizando todo tipo de campañas de publicidad, desde productos de lujo hasta perfumes. Ha sido imagen del fabricante de relojes Hublot y de la marca de ropa GAP, ha posado sexy con la lencería china de Eve's Temptation, e incluso promociona vaselina o váteres inteligentes japoneses. También pertenece a ese tipo de famosas que prefieren no revelar su edad. Se limita a decir que nació en la década de los ochenta.

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Sin embargo, el suyo es un perfil atípico entre la 'jet set' de China. En primer lugar, porque Chen es fotógrafa. Y ya se sabe que los fotógrafos rara vez alcanzan la fama de actores o músicos de primera fila. Además, suelen sentirse más cómodos detrás de la cámara que frente a ella. En segundo lugar, Chen tampoco pertenece a una familia de alta alcurnia o de gran influencia política. Al contrario de lo que sucede con la 'nobleza roja', nació en la remota provincia de Mongolia Interior, a la que sus padres habían sido desterrados durante la Revolución Cultural.

Chen relata que regresaron a Pekín cuando ella tenía un año, que creció sin hermanos en uno de los típicos 'hutones' de la capital china y que, durante su niñez, la posesión más importante de la familia fue una bicicleta. «Nadie tenía siquiera un reloj», subraya. De hecho, recuerda que el primer 'sketch' que hizo fue el de una rata que había en su casa. «Mi madre lo vio, le pareció que era bueno y decidió impulsar mi faceta creativa. Gané varios premios infantiles de dibujo en los que era la participante más joven, luego estudié bachillerato artístico y finalmente decidí que quería hacer algo diferente y me decanté por la fotografía en la universidad», cuenta.

Su existencia fue modesta. Ahora, sin embargo, recibe a este periódico en la lujosa suite de un hotel de Shanghái, ciudad a la que ha acudido para participar en la inauguración de una exposición sobre Tom Ford. Por la noche, el propio diseñador americano la agasajará en una sala VIP después de que Chen haya atendido a los medios de comunicación en una multitudinaria rueda de prensa. Es una muestra clara de que esta mujer, que personifica bien el lema 'pequeña pero matona', ha trascendido el ámbito de la fotografía. Y la razón hay que buscarla en su capacidad para crear estrellas en el firmamento del entretenimiento chino.

Sonaban a chino

Chen tiene una innata capacidad para impulsar las carreras de actrices, modelos y cantantes. Frente a su objetivo han posado nombres de la talla de Zhang Ziyi, Shu Qi o Fan Bingbing cuando todavía sonaban a chino. Y los retratos que les ha hecho se han convertido en imágenes icónicas que han brillado en portadas de revistas como 'Elle', 'Vogue', o 'Harper's Bazaar', y en suplementos de diarios como 'The Times'. Hay quien la ha bautizado como la Annie Leibovitz china, y estrellas de fama mundial como Rihanna, Nicole Kidman o Keanu Reeves también han pedido que sea Chen quien las retrate. «Es fascinante ver cómo van evolucionando frente al objetivo según maduran y adquieren relevancia», apunta Chen.

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No obstante, ese doble papel que juega, como retratista de las celebridades y celebridad en sí misma, le ha granjeado numerosas críticas de otros fotógrafos chinos, que tampoco ven con buenos ojos la mezcla de técnicas y la fuerte postproducción habitual en las obras de Chen. «Yo busco la belleza en todo, también en mí misma. Aspiro a crear imágenes perfectas, y también a tener una vida lo más perfecta posible. Siempre he creído en la combinación de arte y tecnología, y he retocado mucho mis imágenes incluso antes de que existiese Photoshop. No hago fotoperiodismo, sino arte», responde. Chen ha saltado incluso al terreno tecnológico con su propia aplicación móvil para retocar fotos, Dapian, que ya tiene más de un millón de usuarios.

Preguntada por la dificultad de abrirse camino en un mundo eminentemente masculino, Chen se encoge de hombros. No cree que ser mujer haya sido un lastre en su carrera. «Al contrario, ha resultado muy conveniente porque propicia que las modelos se sientan más cómodas y posen a gusto incluso desnudas». Lo que sí es más difícil es conciliar el trabajo con la vida personal. «La mujer contemporánea en China se debate entre dos modelos enfrentados: el tradicional, en el que un hombre cuida de ella y provee todo lo necesario, y el que llega de Occidente, que promueve su independencia y es mucho más liberal. Yo me considero tradicional, pero quiero trabajar e impulsar mi propia carrera», explica.

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Chen reconoce que su atractivo físico ha facilitado la consecución de ese objetivo, y que sus fotografías reflejan el canon de belleza imperante en una sociedad que, a diferencia de lo que ha sucedido en Occidente con movimientos feministas como el #MeToo, cada vez está más obsesionada por la apariencia y es menos tolerante con lo que considera defectuoso. «Pero eso no es culpa mía», se defiende entre risas. «Yo no decido qué es considerado bello y qué no. Es el mercado el que lo determina. Yo soy como una cirujana plástica que responde a las exigencias de los clientes utilizando la luz, el maquillaje y las técnicas de retoque en vez del bisturí», explica.

Tradición y modernidad

Pero Chen no quiere ser encasillada y subraya que ha retratado a gente de toda edad y condición. «Desde adolescentes de quince años, hasta nonagenarios. Con mucho retoque y sin él. Todo depende de la audiencia a la que me dirija. En Occidente se valora cada vez más lo genuino, mientras que en China se exige una piel blanca, sin defectos -incluso las pecas pueden ser consideradas como tal-. Son dos visiones diferentes de lo que es bello, un concepto que toma forma con las tradiciones y la cultura y que se encuentra en constante transformación», apostilla la fotógrafa.

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Aunque Chen se ve perfectamente capacitada para hacer todo tipo de trabajos, y muestra de ello es que varios están expuestos en museos como el Victoria and Albert de Londres o el de Arte Asiático de San Francisco, también es consciente de que forma parte de una industria en la que es difícil transgredir. «Sé cuál es mi rol y qué se espera de mí. Soy china y quienes me contratan quieren que eso se evidencie en el estilo de mis fotografías. Que haya elementos orientales y que se combine tradición y modernidad. También soy consciente de que represento la vanguardia de la moda china. Esa es una responsabilidad que no puedo evitar y que llevo con orgullo», sentencia mientras comprueba con el móvil que su aspecto es el idóneo para ser fotografiada.

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