Un epidemiólogo de Harvard dice tener la fórmula para acabar con el coronavirus en tres semanas
Asegura que las PCR son inútiles para frenar la expansión del virus porque el resultado se conoce cuando la persona ya apenas contagia
ideal
Sábado, 8 de agosto 2020, 09:39
El epidemiólogo estadounidense Michael Mina ha lanzado su propuesta para acabar con el coronavirus en solo tres semanas. ¿Cómo? Promoviendo que la población se ... haga test rápidos y baratos en casa, cada dos o tres días, y si el resultado es positivo, se autoconfine. Para el profesor asistente de Epidemiología en la Facultad de Medicina de Harvard, el abordaje de la pandemia que actualmente realiza Estados Unidos -y la gran mayoría de los países desarrollados- es completamente erróneo, al estar basado en pruebas diagnósticas, las PCR (reacción en cadena de la polimerasa), muy fiables pero demasiado lentas: para cuando se conocen los resultados, habitualmente la persona analizada ya ha pasado la infección, se la ha transmitido a los sujetos con los que tiene contacto y, por lo tanto, la cuarentena ya apenas sirve para nada. Es dinero y esfuerzo tirado a la basura, sostiene Mina, en declaraciones a 'Harvard Magazine'.
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«Tenemos que cambiar todo el guion de lo que significa someter a pruebas a las personas. En nuestro país siempre hemos asumido que las pruebas pertenecen al ámbito clínico, y deben ser realizadas por laboratorios o personal especializado», señala. Y lo que se necesita, en realidad, es sacar las pruebas diagnósticas del contexto clínico: todo el mundo debería incorporar a su vida cotidiana pruebas caseras, con un coste de un dólar (85 céntimos de euro), tan fáciles de usar e interpretar como los test de embarazo: te levantas por la mañana, pones saliva o mucosa nasal en un tubo, esperas 15 minutos, sumerges una tira de papel en el tubo y lees el resultado.
En Estados Unidos hay, al menos, dos empresas que han creado test con papel reactivo (E25Bio y Sherlock Biosciences, esta última vinculada al Instituto Wyss de Harvard), pero sus productos no han llegado al mercado porque su fiabilidad es menor que las de las PCR. Para Mina, es un enfoque absurdo. En salud pública, subraya el especialista, la velocidad y la frecuencia de las pruebas son mucho más importantes que la sensibilidad. Los test rápidos son menos fiables cuando la carga viral es baja, pero son bastante sensibles cuando esta aumenta; si una persona con coronavirus se los aplica cada dos o tres días, pueden fallar una vez, pero acabarán dando el resultado correcto.
«La mayoría de las personas que dan positivo en la prueba lo habrán hecho antes de volverse infecciosas, y pueden ponerse en cuarentena durante los seis días aproximadamente hasta que dejen de ser infecciosas. Incluso si algunas personas no se ponen en cuarentena, y la prueba corta solo el 90% de todas las infecciones que podrían propagarse, inmediatamente reduciría la prevalencia de la enfermedad en la población«, subraya.
Inversiones inútiles
El Gobierno norteamericano, recuerda, está gastando miles de millones de dólares en apoyar la investigación de vacunas y tratamientos, pero, a juicio de Mina, esos esfuezos pueden resultar baldíos. «Es un juego de azar que puede funcionar o no. Tenemos frente a nosotros ahora mismo soluciones más baratas, serían mucho más rápidas de construir y mucho menos arriesgadas de introducir y desplegar. Y lo único que se interpone en el camino es que simplemente no parece haber voluntad para llevar una herramienta de salud pública al mercado», lamenta.
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