La dieta de la nutricionista Amil López para recuperarse de los excesos del verano Freepik

La dieta de la famosa nutricionista Amil López para perder los kilos del verano «sin pasar hambre ni dañar el metabolismo»

Propone una vuelta progresiva a la rutina con un aumento de la ingesta de comidas para perder tres kilos en un mes

C. L.

Lunes, 25 de agosto 2025, 12:23

Las vacaciones y el verano llevan a los españoles a disfrutar sin preocupaciones y eso, en muchas ocasiones, conlleva descuidar más la alimentación y excesos. ... Por eso, es habitual coger 2 a 3 kilos de media, «debido al aumento del picoteo, al menor control de las raciones, el consumo de alcohol y helados, las comidas fuera de casa y las cenas copiosas», apunta Amil López, nutricionista y doctora en farmacia con miles de seguidores en redes sociales, donde ofrece consejos sobre alimentación.

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Hay que tener en cuenta que entre el 70% y el 80% de esos kilos se transforman en grasa que se acumula en el abdomen: «Suelen almacenarse como grasa cuando hay resistencia a la insulina, un estilo de vida sedentario o estamos en menopausia», detalla la doctora López. Y en un 20%-30% de los casos: «puede deberse a retención de líquidos o hinchazón digestiva por los excesos de sal, alcohol y/o alimentos procesados», según la doctora Soria.

Para conseguir volver al estado previo al verano o incluso mejorarlo, la nutricionista indica que «con una estrategia bien diseñada, es posible perder entre 2,5 y 3 kilos en 4 semanas sin pasar hambre ni dañar el metabolismo». La clave es la constancia y «sin hacer dietas extremas», siempre supervisado por un especialista para que la pérdida de peso sea segura, gradual y controlada.

Entre las claves está una dieta variada y equilibrada, «dormir al menos 7 h, gestionar el estrés (ya que eleva el cortisol), evitar el alcohol, moverse a diario (caminar, bailar, nadar), y cenar pronto sobre todo proteína para facilitar el equilibrio hormonal y compensar la resistencia a la insulina», detalla la Dra. López.

-Comer menos cantidad pero más veces: «Haz 4-5 ingestas al día para estabilizar la glucemia y evitar atracones», aconseja Amil López. Deben estar distribuidas de forma equilibrada: desayuno, media mañana (opcional), comida, merienda (opcional) y cena, para mantener estables los niveles de glucosa en sangre, regular el apetito, evitar atracones pero manteniendo el metabolismo activo.

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-Eliminar los alimentos procesados y calorías vacías: «Es importante diferenciar entre alimentos procesados saludables (como el yogur natural, el pan de masa madre o las legumbres cocidas en tarro) y los ultraprocesados, que sí conviene eliminar o reducir al mínimo», advierten los expertos.

-Evitar los aceites refinados proinflamatorios como el de girasol, maíz, soja, palma… «Estos aceites tienen exceso de ácidos grasos Omega6 que contribuyen a la inflamación crónica del cuerpo, incrementan la resistencia a la insulina y el riesgo de obesidad, enfermedades cardiovasculares y trastornos metabólicos», cuenta la Dra. López.

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-Aumentar el consumo de proteína, como la carne magra (pollo, pavo), el pescado azul pequeño (sardina, boquerón, anchoa, caballa y trucha), los huevos, los lácteos desnatados (yogur natural, requesón, queso fresco), las legumbres, los frutos secos, las semillas (de chía y lino), la quinoa, el tofu y el tempeh. «Necesitamos entre 1,2 y 1,6 g por kilo de peso corporal al día de proteína (por ejemplo, una persona de 60 Kg debería consumir entre 72 y 96 g de proteína diaria)», detalla. «Su ingesta reduce la incidencia de picos de insulina, activa la saciedad, y mantiene la masa muscular y el metabolismo», aclara la doctora López.

-Subir el consumo de verduras y frutas de bajo índice glucémico. A diario hay que consumir cinco raciones entre verduras y frutas de temporada. «Aportan fibra, agua y antioxidantes sin elevar mucho la glucemia», apunta la doctora López. Apuesta por verduras, como las espinacas, el brócoli, el calabacín, la berenjena, los pimientos y la coliflor. Y por frutas, como los frutos rojos, la manzana, la pera, los cítricos y el kiwi. Y mejor la fruta entera que en zumo.

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-Consumo de grasas buenas: «Aproximadamente un 25-35% de las calorías diarias debe provenir de las grasas, priorizando las saludables. Para una dieta de 2.000 kcal, esto supone entre 55 y 77 gramos», especifican los espertos. Entre ellas se encuentra el aceite de oliva virgen (de 3 a 5 cucharadas al día), pescado azul, los frutos secos, las aceitunas, el aguacate y las semillas de chía y lino.

-Cereales integrales como la avena, el arroz integral, la quinoa, el centeno o el pan integral de masa madre «conservan la fibra, las vitaminas del grupo B y los minerales, y, además, contribuyen a regular la glucosa, mejoran la digestión, dan más saciedad y previenen el estreñimiento».

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-Aportación de la fibra. Aquella que proviene de las verduras, las frutas con piel, las legumbres, los cereales integrales, los frutos secos y las semillas y hay que consumir entre 25 y 30 gramos al día. «Debemos tomarla porque regula el tránsito intestinal, alimenta la microbiota, controla el apetito y reduce el colesterol», apunta la nutricionista.

-Lácteos, mejor semidesnatados: se aconseja consumir 2 o 3 raciones al día de yogur natural sin azúcar, kéfir o queso fresco. «Aportan calcio, vitamina D y proteínas sin exceso de grasa saturada», asegura la doctora López. Eso sí: evita los 0% grasa si contienen almidones o edulcorantes.

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-Cuidar la microbiota con prebióticos y probióticos: Los expertos recomiendan consumir probióticos (organismo vivos) como el yogur natural, el kéfir, el chucrut, la kombucha y el miso; y prebióticos (fibra que alimenta a las bacterias), como el plátano poco maduro, los espárragos, el ajo, la cebolla, la alcachofa y la avena. «Estos mejoran la digestión, reducen la inflamación y favorecen el metabolismo».

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