El EV1, sin motor, descubierto en un parking de la Universidad de Atlanta. R. C.

Aparece abandonado el coche eléctrico que General Motor obligó a devolver de inmediato para destruirlo

Un ejemplar del mítico coche eléctrico EV1 que General Motors produjo y destruyó, hallado abandonado en un parking de Atlanta

mercedes gallego

Nueva York

Jueves, 12 de diciembre 2019, 08:39

Fue casi como encontrarse la Estatua de la Libertad semienterrada en una playa. El grito podía ser el de Charlton Heston, «¡Malditos! ¡Lo habéis destruido!», ... solo que la película en cuestión no es 'El planeta de los simios', sino 'Quién mató al coche eléctrico', un documental estrenado en Sundance en 2006 sobre la creación por General Motors del EV1, el primer automóvil eléctrico, que luego retiró del mercado y forzó su devolución para destruir todas las unidades.

Publicidad

El biólogo molecular de la Universidad de Atlanta Jacob Hoyle buscaba un tratamiento para la metástasis de cáncer de próstata, pero se encontró por el camino con un coche polvoriento abandonado en el parking de la Universidad. Cuando comprobó que era un EV1, de los que solo queda algún prototipo en los museos, no creía lo que veía. Se le ocurrió tuitear las fotos e internet se volvió loco. «¡Protégelo antes de que lo encuentre GM para aplastarlo y convertirlo en un ladrillo!», decía un internauta. «¡Dime dónde está para mandar a los ninjas y tratar de salvarlo!», añadía otro.

El EV1 es mítico en la historia automovilística. Se dice que, de entre los pocos que escaparon de GM, queda uno en manos de Francis Ford Coppola, pero el director nunca lo ha confirmado. Ni desmentido. Por si acaso.

La película, literalmente, comienza en 1990, cuando California promulgó una ley que obligaba a los grandes fabricantes de automóviles a incluir en su oferta un vehículo totalmente eléctrico para poder seguir vendiendo en ese estado. Se diseñaron y fabricaron 5.000, de los que sólo el EV1 llegó a comercializarse a través de un programa de 'leasing' que hubiera permitido a los conductores convertirse en propietarios cuando acabasen de pagar los plazos. GM nunca les dio esa oportunidad. Cuando la ley fue retirada, obligó a todos a devolverlos e incluso envió a la Policía a requisarlos cuando se resistieron. Uno a uno, acabaron triturados.

Entre quienes los lloraban abundaban estrellas del cine como Sylvester Stallone, fascinadas por la magia del primer coche eléctrico. El precio era astronómico; el diseño, horrible, la autonomía, tan pequeña que obligaba a tener un segundo coche; y los fallos, tantos que GM justificó la confiscación porque podía ser un peligro.

Publicidad

La firma donó uno a un museo y otro, al parecer, a la Universidad de Atlanta, que lo arrumbó en el parking donde ha estado cogiendo polvo todos estos años. Dentro no hay motor ni ningún componente básico, lo que explica que nadie lo haya movido. Ha hecho falta un genio como Hoyle para reconocerlo y darle la atención que se merece, aunque su destino sigue siendo tan oscuro como sugiere el documental que lo hizo mítico.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad