Descubren cómo el cerebro suprime el deseo de venganza
Un juego económico ideado por la Universidad de Ginebra analiza la ira del participante ante una injusticia
j. i. c.
Martes, 28 de agosto 2018, 10:06
El sentimiento de venganza puede estar presente en nuestro día a día, sobre todo ante la frustración que produce una injusticia. Pese a ello, se ... trata sin duda de un sentimiento negativo que nos hace peores. ¿Qué parte del cerebroactiva, o anula, estos deseos de ira? Un estudio de la Universidad de Ginebra liderado por la investigadora Olga Klimecki-Lenz ha extraído sus propias conclusiones a partir de un juego económico.
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A partir de este experimento denominado como 'el juego de la desigualdad', un participante se enfrentaba a las fotografías y a los actos de otros dos jugadores con un comportamiento programado, algo que el observado desconoce. Uno de ellos se comportó de forma leal y justa, con consejos y mensajes agradables, mientras que el otro decidió buscar sólo su propio bien en base a tretas y mensajes agresivos y molestos.
El participante se sometió al juego con un escáner de imágenes por resonnacia magnética que midió su actividad cerebral. Gracias a este se pudo descubrir por un lado qué zonas del cerebro se activan con la ira. En una primera fase el participante tuvo el control de la partida y pudo repartir los beneficios, en general con justicia. A esta sucedió la fase de provocación, con esos mensajes molestos por parte de uno de los jugadores, gracias a los cuáles se pudo encontrar emociones de ira en el lóbulo temporal superior y en la amígdala, importante en la sensación del miedo. Cuanta más ira se generaba, mayor actividad había en estas áreas.
A continuación, el juego ofreció al participante la opción de vengarse con un reparto desigual de beneficios. De las 25 personas sometidas al estudio, 11 se mantuvieron justas también con el jugador desleal. El análisis de esta situación permitió entender por qué estas personas decidieron no vengarse. La actividad alta en la corteza prefrontal dorsolateral, ubicada en la parte frontal del cerebro y también clave en la regulación de las emociones, mostró una relación directa con la menor probabilidad de venganza. A menor actividad, en cambio, más posibilidad de venganza.
A partir de las conclusiones de esta deducción insólita, los científicos intervinientes se plantean si a través de una estimulación transmagnética de la corteza prefrontal dorsolateral se podrían reducir los actos de venganza de los sujetos, e incluso suprimirlos.
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