«Irrumpió cuando nos estábamos dando la Paz, y la gente empezó a huir y llorar...»

El sacerdote que ofició la boda interrumpida a gritos de «Alá es grande» relata lo sucedido

ideal.es

Martes, 6 de junio 2017, 12:07

Días después del susto que se llevaron los invitados a una boda en le Iglesia de San Pablo de Valladolid, el pasado sábado, cuando un ... hombre de 22 años irrumpió gritando Alá es grande; el sacerdote ha dado su testimonio al diario ABC, donde explica que, aunque la boda acabó bien, la procesión iba por dentro.

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El cura relata que todo ocurrió cuando los asistentes estaban en el momento de darse la Paz y empezó a escuchar cierto revuelo en el interior de la iglesia, al que no dio demasiada importancia. Fue justo después cuando advirtió que muchos de los presentes miraban hacia atrás, agitados, y distinguió a dos personas gritando.

Mucha gente, incluida la madre de la novia, estaba llorando, y había personas que habían saltado ya de los bancos hacia fuera de la iglesia porque no sabíamos si esta persona venía sola o no o si estaba armada, explica el sacerdote. A pesar de que muchos testigos afirman que escucharon los gritos de Alá es grande, el cura afirma no entendía nada de lo que decía el individuo, aunque sí vio cómo empujaba a unos y a otros.

Cuando el intruso llegó hasta el altar, el sacerdote afirma que decidió coger el cáliz y la patena por si acaso, pero al mismo tiempo él cogió el mantel y saltó todo por los aires. Fue entonces, según relata, cuando algunos invitados se lanzaron encima del detenido y acabaron todos rodando por las escaleras, provocando un auténtico caos en el interior del templo.

Pocos minutos después, la Policía acudió y detuvo al joven. Al sacerdote no le quedó otra que intentar apaciguar los ánimos para poder concluir la celebración de la eucaristía. Nunca olvidarán algo así, pero al menos lo hemos superado en paz, dijo el cura para calmar los ánimos de los invitados.

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En cuanto a los novios, una vez detenido el hombre, el sacerdote relata que estaban visiblemente nerviosos y disgustados, ya que el día más feliz de su vida les había quedado ese matiz de violencia y enfrentamiento.

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