«Ya cogieron al hombre malo»
La madre de Yéremi Vargas, el niño canario desaparecido en 2007, tranquiliza a sus otros tres hijos. La Guardia Civil cree haber encontrado, por fin, al culpable
Inés Gallastegui
Jueves, 2 de junio 2016, 09:52
Ya cogieron al hombre malo». Así les contó ayer Ithaisa Suárez a sus hijos pequeños las últimas noticias sobre la desaparición del mayor: la Guardia ... Civil comunicó el martes a Antonio Ojeda, encarcelado por presuntos abusos sexuales a otro niño, que es el principal sospechoso del secuestro y asesinato de Yéremi Vargas, el chaval de 7 años desaparecido el 10 de marzo de 2007 cuando jugaba en un descampado cerca de su casa de Vecindario, en Gran Canaria. «Estoy destrozada admite. Mi padre había visto varias veces a este hombre apoyado en un poste eléctrico, mirando cómo jugaban los niños. No sospechó nada».
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El programa Espejo público de Antena 3 dio la exclusiva ayer poco antes de las nueve de la mañana: agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil comunicaron el martes a Antonio Ojeda, alias Juan el Rubio, que está siendo investigado por la detención ilegal y el homicidio de Yéremi Vargas. No quiso declarar.
Lo curioso es que este chatarrero de 56 años estaba considerado un testigo clave del caso, hasta el punto de que se presentó ante la policía para contar su versión de los hechos y en marzo de 2015 concedió una entrevista a ese mismo programa. En sus declaraciones, aseguraba que un hombre y una mujer se habían llevado a Yéremi en un Seat Toledo blanco.
Colaboración ciudadana
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El presunto asesino
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En marzo, cuando se cumplían 9 años del secuestro de Yéremi, la Guardia Civil pidió colaboración ciudadana para obtener más información sobre un Renault 5 Oasis blanco, visto cerca del solar donde el pequeño desapareció. Hubo 60 llamadas. Algunas apuntaban a Antonio Ojeda, chatarrero de 56 años y preso en Algeciras por la presunta agresión sexual a un menor. Él mismo reconoció ante las cámaras en 2015 que ese coche era suyo.
«El niño lloraba y yo les pregunté por qué. Me dijeron que la chica era su tía. Y me marché. Le conté a la Guardia Civil lo que pasó. Me gustaría que otros hicieran lo mismo», declaró Ojeda, de pelo y barba pelirrojos y tocado con la misma gorra azul que, según algunos testigos, vestía el conductor del Renault 5 Oasis con pegatinas al que se vio salir del solar aquel día.
«La entrevista no tiene desperdicio resume el periodista Nacho Abad, que difundió ayer la noticia en esa cadena nacional. Incluso tiene un lapsus y reconoce que el R-5 era suyo». ¿Afán de notoriedad o maniobra de distracción? «Algunos criminales quieren su protagonismo. El asesino del alcalde de Fago dio entrevistas hablando del crimen antes de ser detenido», recuerda Abad, que también es criminólogo.
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En todo caso, sus declaraciones ante la Policía y la televisión hicieron saltar las alarmas de los investigadores, que en un principio habían buscado un Opel Corsa, un modelo muy parecido. Ojeda tiene antecedentes: en 1988 fue detenido por agredir a un policía, en 2005 por violencia de género y ahora está pendiente de juicio por la presunta agresión sexual de otro menor, hace tres años. Según la Policía, aprovechó un despiste de la abuela para abordar al niño en un parque, le prometió una bicicleta y se lo llevó en su coche. Después lo retuvo durante varias horas en una caseta, donde presuntamente lo violó. El crío logró escapar.
Aunque ya no residía en Vecindario, perteneciente al municipio grancanario de Santa Lucía de la Tirajana, Juan el Rubio había sido visto en diferentes ocasiones merodeando por el solar.
«Mi padre pensaba que era extranjero y creía que eran las motos de los niños lo que le llamaba la atención», explicó en televisión la madre del pequeño. Según ella, su hijo, muy tímido, no se habría ido con un desconocido; debió entablar conversación con él días antes, incluso en varias ocasiones, para ganarse su confianza. El crío jugaba junto a dos primos en el solar pero, cuando la abuela los llamó a todos para comer, Yéremi no apareció.
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Pistas falsas
Pese a su desesperación, la familia siempre ha mostrado su apoyo incondicional a la investigación de la Guardia Civil. En estos nueve años, miles de carteles han difundido por todo el país el rostro y el nombre de la víctima que, por cierto, era Jeremy, hasta que alguien cercano a la familia lo españolizó con los nervios, más de 500 pozos, barrancos y contenedores han sido registrados, decenas de sospechosos y testigos, interrogados y dos cráneos, analizados.
Es verdad que los investigadores han seguido en varias ocasiones pistas falsas, algo normal en un caso en el que la colaboración ciudadana ha sido enorme: más de 600 personas han ofrecido pistas a la policía.
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Para empezar, el propio padre del chaval, Juan Francisco Vargas, separado de la madre, fue interrogado en los primeros días tras el secuestro. Días después, el Instituto armado detuvo a un hombre que pedía a la familia 6.000 euros a cambio de su liberación. Resultó ser un simple extorsionador que trataba de sacar tajada.
Otros desaparecidos
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30 años del Niño Pintor y el Niño de Somosierra
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Se les busca desde hace casi 30 años. Son los niños que llevan más tiempo desaparecidos. Hoy rondarían los 40. David Guerrero, el niño pintor, desapareció en una barriada de Málaga en abril de 1987 con 13 años cuando se dirigía a sus clases de pintura. Juan Pedro Martínez, el niño de Somosierra, desapareció en junio de 1986 cuando iba en un camión cisterna junto a sus padres. Portaban miles de litros de ácido sulfúrico cuando sufrieron un extraño accidente en Somosierra. Los padres murieron.
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María Teresa Fernández
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Desapareció en agosto de 2000 en Motril. Hoy tendría 34 años. Se dirigía a pie a un concierto que Café Quijano iba a dar esa noche en las fiestas de la localidad granadina. Poco antes mandó un mensaje a su novio «Espérame». Los padres de María Teresa (en la imagen) iniciaron el año pasado los trámites para declararla fallecida.
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Marta del Castillo
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Es la desaparición que más ha dado que hablar en los últimos años. Se le perdió la pista en enero de 2009, cuando tenía 17 años. Su exnovio Miguel Carcaño confesó que la había matado y arrojado su cadáver al Guadalquivir. Ha cambiado de versión numerosas veces, pero su cuerpo sigue sin aparecer.
Pero los investigadores casi siempre han asumido que el móvil del crimen era sexual. En 2010 se investigó a Fernando Torres Baena, condenado a 302 años de cárcel por abusar de 35 menores en el caso kárate, tras descubrirse que Yéremi había recibido clases en la escuela de artes marciales de la isla que él dirigía. Finalmente se descubrió que no había ninguna conexión.
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El hilo más largo del que tiraron los agentes fue el que, aparentemente, conectaba dos islas: Gran Canaria y Gran Bretaña. En octubre de 2013 varios agentes viajaron a Escocia tras la pista de tres pederastas británicos que se encontraban en la isla española en marzo de 2007 y tenían una empresa de limpieza y contactos con algunos residentes en el barrio de Los Llanos, donde vive la familia Vargas. Uno de ellos cumplía cadena perpetua por matar a una mujer y agredir sexualmente a su hijo y otro estaba condenado por abusos a menores. El tercero seguía en libertad, aunque había sido investigado en varias ocasiones por delitos similares.
El caso Yéremi no es único. En España se denuncian cientos de desapariciones de menores cada año, pero el 98% se resuelven en las siguientes 24 horas, porque los chavales enfadados o perdidos regresan a casa. En el 2% restante, la actuación en las primeras horas es clave para resolver el delito: tres de cada cuatro de esos niños son asesinados el mismo día. En 2014 Interior puso en marcha el Sistema Alerta Menor Desaparecido para coordinar una reacción rápida y eficaz ante estos casos, con el teléfono 900 300 330 para canalizar la colaboración ciudadana. Además, existe un número único europeo para dar la alerta, el 116000.
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Saber qué pasó
La Guardia Civil, que empezó buscar al propietario del R-5 Oasis el pasado marzo, comunicó sus pesquisas a la familia hace tres semanas. «Desde entonces estoy mal, muy mal reconoce la madre de Yéremi, que está separada del padre del chico y trabaja como limpiadora. Ahora mismo tengo una mezcla de sensaciones. No sé qué pensar. Necesito saber qué pasó, dónde está mi hijo. Viniendo de las manos que viene, muchas esperanzas no tengo».
Aconsejada por su psicóloga, la madre de Yéremi, que ahora tendría 16 años, les explicó a sus otros hijos que el «hombre malo» ya no podrá hacer daño a otros niños. «Aidan, de 10 años, y Aday, de 4, se pusieron muy contentos. Alan solo tiene 11 meses y aún no se entera de nada explica Ithaisa, una mujer aún muy joven, de pelo rubio platino y cara sin sonrisa. Ahora toca tener paciencia».
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