La limpiadora fan de CSI que ayudó a resolver un crimen en Sevilla
La minuciosidad de esta mujer al recoger las pruebas de un asesinato resulta clave para resolverlo. La Policía creyó que se trataba de un suicidio, pero Carmen la del Pincho se dejó llevar por lo aprendido de Horatio Caine
Inés Gallastegui
Miércoles, 27 de abril 2016, 11:03
Parecía un suicidio de manual. En la mañana del 24 de febrero, el cuerpo de Sara D. M. fue descubierto por un jardinero en un ... banco del Parque María Luisa de Sevilla, junto a una nota de despedida y un bote de antidepresivos. De libro. Quizá por eso, los policías, el forense y el juez no prestaron demasiada atención a otros objetos que rodeaban el cadáver menudo de aquella joven de 31 años. Error. Ese mismo día, la autopsia reveló que la mujer no solo había sido víctima de una violación, sino que las lesiones internas provocadas por la brutal agresión sexual le habían causado la muerte.
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Por suerte, alguien más atento pasó por la escena del crimen. No era médico ni detective. Era Carmen la del Pincho, como todo el mundo conoce a esta limpiadora del turno de mañana del parque sevillano, y le encargaron adecentar el lugar tras el paso de los investigadores. «Me encantan las series de crímenes y de forenses», asegura, encogiéndose de hombros. Cuando vio lo que los profesionales habían desechado como pruebas de un delito, se convenció de que volverían enseguida. «Me llamó la atención que la Policía no las recogiera antes, porque también había restos de sangre por el banco. En CSI lo recogen todo, sea un suicidio o un asesinato», explica esta seguidora de las peripecias del teniente Horatio Caine, la sargento Calleigh Duquesne y el detective Eric Delko.
Así que se protegió la mano con una bolsa de plástico, a modo de guante, para no «contaminar las pruebas», como tantas veces había visto hacer a sus héroes de CSI Miami, y recogió ocho pañuelos de papel y varios salvaeslip manchados de sangre. Después los metió en otra bolsa limpia que guardó cuidadosamente dentro de un saco más grande en Los Lotos, el lugar habitual de almacenaje de los desperdicios de esta zona verde antes de ser introducidos en contenedores.
Tal y como esperaba, por la tarde la Policía ordenó a la empresa municipal de limpieza, Lipasam, que paralizara la recogida de residuos en el parque. El capataz llamó a Carmen y ella les dijo el lugar exacto donde podrían encontrar las pruebas. Efectivamente, en los pañuelos había restos de sangre y piel de otra persona. La Policía Científica obtuvo el ADNdel presunto agresor y comprobó que su perfil genético coincidía con otro que ya estaba en su base de datos: el de Francisco M. S., un hombre de 46 años que había estado detenido en 2007 por una denuncia de malos tratos de su compañera sentimental, aunque después retiró la acusación y él no llegó a ser condenado.
El presunto homicida fue arrestado el 8 de marzo y admitió haber mantenido relaciones sexuales con la joven, pero, según su versión, fueron consentidas. La Policía buscó sin éxito, en las proximidades del banco donde se encontró el cuerpo, el instrumento que ocasionó las gravísimas heridas internas que presentaba la víctima. La investigación ya había confirmado que la sobredosis de Diazepam ingerida por la chica, empleada en una tienda de discos, no hubiera sido suficiente para acabar con su vida. Murió desangrada porque la única persona que se encontró con ella aquella noche, en lugar de socorrerla o pedir ayuda, aprovechó su aletargamiento para violarla brutalmente.
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Carmen la del Pincho, que lleva 28 años trabajando como limpiadora en este céntrico parque, a poco más de un kilómetro de la torre de la Giralda, ha querido romper una lanza por el trabajo de los policías, porque no quiere que su colaboración se interprete como una crítica al trabajo de los investigadores. «Son compañeros», zanja.
La Fiscalía de Sevilla la ha felicitado, ya que gracias a su «minuciosidad» se han recuperado las únicas pruebas que vinculan al detenido con la víctima. A ella le encantaría que, a raíz del revuelo levantado por su historia, alguien la invitara a presenciar una autopsia en directo. «La medicina me encanta», se justifica Carmen, madre de tres hijas y abuela de tres nietas, que no estudió «por circunstancias de la vida».
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Prostitución y cruising gay
Carmen lleva un pincho porque buena parte de lo que recoge en su quehacer diario son preservativos usados. El de María Luisa es un parque de día con sus paseos, sus bancos, sus glorietas y sus zonas de juego infantil, pero en cuanto se pone el sol se convierte en la zona cero del sexo al aire libre en la capital hispalense. No solo es un lugar frecuentado por prostitutas callejeras y sus clientes; destaca, además, como uno de los escenarios favoritos del cruising gay, es decir, un lugar de encuentro al que muchos homosexuales van buscando encuentros eróticos rápidos con desconocidos. No en vano, el presunto homicida de la joven de Tomares fue identificado enseguida por los compañeros de Carmen como uno de los «mirones de la tarde».
El 1 de abril se realizó en la Glorieta de Bécquer, donde fue hallado el cadáver, un pequeño homenaje a la víctima. Carmen se unió al minuto de silencio en recuerdo de la joven, que se llama como una de sus hijas. Su marido, jardinero del parque, plantó tres ejemplares de justicia, un arbusto de flores blancas, en recuerdo de la fallecida. «Cada mañana le doy los buenos días», confiesa.
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