La francotiradora de Nadal

La exministra gala de Deportes que acusó de dopaje al tenista español es una tertuliana lenguaraz llenade perlas

fernando iturribarría

Lunes, 4 de abril 2016, 10:00

Roselyne Bachelot (Nevers, 1946) no va a veranear en Manacor. La exministra francesa de Deportes no sería bien recibida. Baleares paga a corruptos pero no ... a traidores. Es el precio de su acusación sin pruebas de dopaje contra Rafael Nadal, el ídolo mallorquín. Ha sido la última salida de tono de una política lenguaraz reconvertida en tertuliana en radio y televisión. Unas declaraciones insensatas que a punto han estado de reavivar las guerras de las Galias contra el deporte español libradas por legiones de envidiosos guiñoles. El campeón tenista se ha querellado por difamación contra ella por un revés a dos manos que se ha pasado de la raya. Bolas nuevas.

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El golpe bajo se produjo en el programa Le Grand 8 de la cadena televisiva D8. Se trata de una tertulia entre mujeres a la que la política conservadora se incorporó en octubre de 2012 tras abandonar el Gobierno de Nicolas Sarkozy. Dio sus primeros pasos en la pequeña pantalla al lado de la periodista Audray Pulvar, pareja entonces del exministro socialista Arnaud Montebourg. La presentadora es Laurence Ferrari, a la que se atribuye un idilio con Sarko antes de conocer a Carla Bruni. En Francia todo queda en casa, no lejos del dormitorio.

En el espacio se habla de todo. Moda, belleza, nutrición, cultura, actualidad política, música, literatura También de deportes, como prueban los pitidos en los oídos de Nadal. Preferentemente, de sus practicantes masculinos. En setiembre Bachelot exclamó ante un desnudo del exjudoca Sylvain Potard: «Es mejor para los señores que la foto sea pixelada. ¡Eso no es un sexo, es una trompa de elefante!». Pulvar replicó magnánima: «El tamaño no importa». A lo que la exministra objetó: «Siempre son los que la tienen pequeña quienes dicen eso». De ese nivel son las conversaciones de las contertulias.

Célebre por su defensa del matrimonio gay y la adopción por los homosexuales, Bachelot nunca ha disimulado su atracción por las musculaturas de tíos cachas como el jugador de rugby Sébastien Chabal o el nadador Alain Bernard. «Soy sensible a los cuerpos y los atletas los tienen magníficos», confiesa nostálgica de las medallas que se colgaba con la cartera de Deportes. «Ser llevada en volandas por el equipo de Francia campeón olímpico de balonmano, hacer remo con Julien Bahain, intentar practicar judo con Teddy Riner o descender por la pista olímpica de bobsleigh son momentos de verdadera felicidad», reconoce sin escrúpulos. Un placer.

«El bobsleigh es como el amor: dudas al principio, te parece muy bien durante y te da pena que ya se haya acabado después», compara. Tras la victoria de los balonmanistas franceses en la final del Mundial contra Croacia, la titular del ministerio gozoso comentó: «En los vestuarios no teníamos más que una palabra, ¡enorme!». Los internautas se pusieron las botas.

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Fue nombrada ministra de Sanidad, Juventud y Deportes el 18 de mayo de 2007 por Sarkozy a propuesta del jefe del Gobierno, su gran amigo François Fillon. Apenas sabía que los balones son redondos. Sus conocimientos deportivos se limitaban a la boule de fort, un juego que se practica en sala y con zapatillas en los pies. Es típico de Angers, localidad natal de sus padres, matrimonio de cirujanos dentistas y resistentes gaullistas.

En el ministerio le tocó apechugar con el motín de Knysna, la huelga de los futbolistas franceses en el Mundial de Sudáfrica. El motivo fue la filtración del insulto que le dirigió Nicolas Anelka al seleccionador Laurent Blanc durante el descanso del partido contra México: «Vete a tomar por culo, hijo de la gran puta». Se reunió con los jugadores para leerles la cartilla. Su bronca les arrancó las lágrimas. «Les dije que habían manchado la imagen de Francia y que ya no eran héroes para los chavales. Me aplaudieron y lloraron», contó.

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Meses más tarde la tramó con Eric Cantona, el enfant terrible del fútbol francés. King Eric había invitado a los clientes de los bancos a retirar los fondos de sus cuentas a la vez el mismo día con el objetivo de hundir el sistema financiero. La subversiva idea del revolucionario de salón recreativo no le sentó nada bien. «Cantona hace publicidad para coches y maquinillas de afeitar. Su esposa hace anuncios para una entidad bancaria. Hay que ser un poco responsable en la vida cuando se es una voz cantante de la sociedad de consumo», soltó.

Adicta al fucsia

La actriz Rachida Brakni, pareja del exjugador, había rodado años antes un spot para Le Crédit Lyonnais, patrocinador del maillot amarillo en el Tour. Madame Cantona contraatacó por el flanco que más duele, el feminismo reivindicado por la política adicta a los atuendos rosa fucsia. «¿La mujer en esta sociedad depende tanto del marido hasta adjudicarle lo que él piensa? ¿Dispone de su libre arbitrio? En vista de sus declaraciones, me lo pregunto», respondió en un artículo publicado por el diario Libération.

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La inquisidora del dopaje sabe de drogas porque es doctora en Farmacia. Su formación le fue recordada cuando encargó 95 millones de vacunas, 30 millones más que los habitantes de Francia, para luchar contra la gripe porcina. El coste de la campaña rondaba los 2.200 millones de euros. Pero solo se vacunó el 8% de los ciudadanos. El despilfarro de dinero público supuso un pelotazo para los laboratorios farmacéuticos.

Las dosis fueron fabricadas por la firma AstraZeneca para la que la ministra había trabajado con anterioridad. Doce años de su carrera profesional no aparecían en su biografía colgada en la página internet del ministerio. Correspondían a sus actividades como delegada comercial o relaciones públicas de tres laboratorios. El recuerdo del escándalo no ha abandonado a la francotiradora de Nadal.

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Rochelyn Bachelot declaró en D8 acerca del caso de la tenista rusa María Sharapova: «No se revelan los controles positivos. Sencillamente, te enteras curiosamente de que un jugador tiene una lesión que le mantiene meses fuera de las pistas. Se sabe poco más o menos que la famosa lesión de Rafael Nadal que acarreó siete meses de baja en la competición fue debida muy ciertamente debida a un control positivo».

Luego añadió en el diario Le Monde: «Me halaga mucho el interés concedido a mis palabras por Nadal. Me hice eco sencillamente de comentarios habidos muy abundantemente en el mundo del tenis y de la prensa. Más allá del caso particular, ahora está probado que suspensiones o finales de carrera por pretendidas razones de salud han servido para enmascarar controles antidopaje positivos de acuerdo con los jugadores, su entorno y las autoridades del tenis. Es de esperar que las declaraciones de Sharapova abran una nueva era marcada por la transparencia en un deporte magnífico, pero en el que lo que está en juego financieramente se encuentra en el origen de muchas tentaciones».

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