Tragedias anónimas

Hace unos días ocurrió una de esas tragedias que pasan desapercibidas por recurrentes pero que dibujan la realidad de un país con mayor precisión que cualquier informe oficial

borja olaizola

Martes, 10 de noviembre 2015, 01:13

Las megalópolis del siglo XXI son el equivalente a las antiguas selvas, territorios impenetrables dotados de sus propios códigos de supervivencia. En el área metropolitana ... de Manila subsisten veinte millones de personas en medio de la más absoluta precariedad. Las viviendas de los suburbios son chozas miserables, la inseguridad reina por doquier y la gente se asoma todos los días al borde del precipicio para arañar unas migajas con las que engañar al hambre.

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Hace unos días ocurrió una de esas tragedias que pasan desapercibidas por recurrentes pero que dibujan la realidad de un país con mayor precisión que cualquier informe oficial: quince personas, entre ellas seis niños, fallecieron atrapadas en un incendio que se desató por la noche en un viejo mercado de madera de uno de los barrios del sur de la ciudad. Las víctimas eran vendedores que dormían junto a sus mercancías a la espera de que el mercado abriese sus puertas al amanecer. Ni ellos ni los familiares que les acompañaban se atrevían a separarse de lo que representaba su única esperanza de obtener un sustento por miedo a que se lo robasen. La miseria es un poderoso imán de calamidades y desgracias.

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