¿Qué pasaría con nosotros si la Tierra dejase de girar?

La vida en nuestro planeta se extinguiría casi por completo, ya que sólo sería posible supervivencia de organismos unicelulares en entornos subterráneos o el fondo del océano. Estas serían las nefastas y brutales consecuencias

ideal.es

Lunes, 5 de octubre 2015, 12:10

Hace algún tiempo, en Ideal publicamos una noticia que especulaba sobre qué pasaría con nosotros si no tuviéramos Luna. Sumándose a esa moda de ... hipotéticas catástrofes, el portal «Tech Insider» ha publicado un vídeo en su página de Faceook en el que explica, mediante un entretenido cortometraje animado, cuales serían las consecuencias que se sucederían si la Tierra dejase de girar repentinamente.

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Aunque no lo notemos, nuestro planeta gira sobre sí mismo a una velocidad que sobre el ecuador terrestre es de 1600 kilómetros por hora aproximadamente. Si dejase de girar de forma brusca, la vida se extinguiría casi por completo, ya que sólo sería posible supervivencia de organismos unicelulares en entornos subterráneos o el fondo del océano.

En primer lugar, todo aquel ser u objeto que estuviese en su superficie, sin estar anclado a ella, saldría despedido por los aires a la misma velocidad de rotación (1600 kilómetros por hora), lo que nos aseguraría un mortal vuelo, ya fuera por la brusca aceleración o el inevitable y brutal impacto contra el suelo.

Esto mismo le ocurriría a los gases de nuestra atmósfera, lo que originaría descomunales rachas de viento similares a las que provocarían cientos de miles de bombas atómicas detonándose por todo el planeta.

En menos de un minuto, enormes tsunamis de decenas de kilómetros de altura, inundarían nuestros continentes.

Si imaginamos a algún animal que hubiese sobrevivido a tamañas catástrofes, no podríamos ni mucho menos considerarlo afortunado, ya que a partir de aquí la situación continuaría complicándose.

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El día pasaría de durar 24 horas a hacerlo un año entero. Una mitad del globo se achicharraría durante seis meses, mientras la otra estaría sumida en el frío y la oscuridad. Curiosamente, el sol se pondría por el este y saldría por el oeste.

La fuerza centrífuga que provoca la rotación de la Tierra la deforma y estira por el ecuador. Este cambio haría que el agua de los oceános se desplazara a los polos, donde la gravedad es mayor, por lo que nos quedaríamos con un planeta en el que un único y gran continente dominaría toda su banda central.

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La consecuencia más grave se daría al perder la Tierra su campo magnético, a consecuencia de que su núcleo de hierro dejara de girar. Los rayos cósmicos (la radiación procedente del Sol y otras estrellas) impactarían en la superficie al no encontrar escudo alguno que se lo impidiera, lo que la abrasaría y terminaría por acabar con cualquier rastro de vida.

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