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«Hasta la próxima, Sierra Nevada»
La estación disfruta de un último día de temporada muy tranquilo, perfecto para esquiar y despedirse a lo grande
En la última curva de la carretera, cuando todavía se ve la postal completa, Sierra Nevada parece una enorme vaca. Las manchas blancas se disipan ... en directo ante los ojos de los últimos visitantes de la temporada. «Ya no podemos venir a esquiar más», explica Diego a su hijo, ambos vestidos para la ocasión.
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Es domingo 4 de mayo y en lo alto de Granada reina una sensación similar a la del último día del verano. Las calles están casi vacías, los hoteles cerrados, las tiendas ordenando el material y, de fondo, suena música hawaiana.
Jaime está tomando churros con chocolate, junto a su hijo Leo, de 12 años, y su madre Pilar, de 84. «Qué mejor manera de celebrar el Día de la Madre», sonríe Jaime, periodista madrileño. «Vinimos el viernes. El último día de la temporada es un lujo. Parece que está pelado, pero de Borreguiles hacia arriba es una maravilla. Si se quisiera aprovechar, podría durar hasta junio».
Diego es el dueño de Skicenter, una tienda de alquiler de material. «Ya queda poca gente aquí, pero ha sido un buen final de temporada», dice. Christian es profesor de esquí, pero hoy ha venido con su familia: Macarena, Félix e Indo. «Ha sido una temporada bonita -afirma- , aunque hemos tenido de todo. Ha habido mucha nieve y nos vamos con buen sabor de boca».
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En los telecabinas no hay colas ni tiempos de espera. Los que suben van tranquilos y conscientes de que la sierra es toda entera para ellos. Marco, con su tabla de snow, asoma la cabeza justo antes de que cierre su telecabina y se despide moviendo la mano, como el pasajero que se aleja en el tren: «¡Hasta la próxima, Sierra Nevada!».
En el Bar Esquí, Sebastián 'Nichi' y su equipo friegan hasta la última olla. En la puerta, Antonia, vendedora de lotería, les llama cariñosa. «Cómo os voy a echar de menos… Ha sido mi primera temporada en la Sierra y me han acogido muy bien. Solo me falta dar un premio… ¡ojalá dar el del Día de la Madre!». Nichi cruza los dedos y devuelve la sonrisa: «La temporada empezó mal… pero ha acabado bien. Toca descansar, que hay ganas».
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Será el último día de temporada, pero para la familia de Rafa siempre será el primero. «Venimos de Priego de Córdoba. Resulta que desde nuestra casa se ve Sierra Nevada y mi hijo, Gabriel, cada vez que la ve dice ¡la nieve! Y hemos venido hoy sin saber que era el último día».
Mientras los cordobeses compran sus billetes para subir, dos visitantes llaman la atención: Luis y Jessica. Caminan con cuidado pero decididos, dispuestos a alcanzar lo más alto que puedan ayudados por su bastón blanco. «Somos ciegos, sí. Nos hacía ilusión subir sin ayuda, es la primera vez que lo hacemos. A ver qué se siente».
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Arriba, en Borreguiles, los esquiadores se deslizan como hormiguitas ordenadas. Hay niños haciendo muñecos de nieve. Hay cafés humeantes y hace un frío que parece mentira en mayo. Hay gente aprendiendo a esquiar, pese a que no haya más. Hay risas y fotos y vídeos que presumen de un día bien bonito. Todo eso se siente.
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