Cuenta atrás para la blanca normalidad en Sierra Nevada

La controlada situación de la pandemia en Granada permitirá la ausencia de restricciones en la estación, con la única excepción del uso de mascarilla en lugares cerrados. Olvidados quedan ya los toques de queda o los cierres perimetrales que supusieron una auténtica pesadilla para los amantes de la nieve, aunque más aún para los hosteleros y comerciantes de la estación. «Los dos últimos años han sido malísimos, especialmente el último», indica Francisco Nogales mientras coloca los esquís en el interior de su establecimiento de Pradollano. Con más de treinta años dedicados a la nieve, Francisco afronta la nueva temporada con ánimo, aunque las pérdidas provocadas por las restricciones sanitarias del curso pasado son una losa difícil de olvidar.

«La temporada pasada facturamos un 30% de lo habitual, un dato fatídico –revela este empresario–. Esperamos que la situación este año sea mejor. Por ahora, así lo está». A pesar de lo vivido, la ilusión para obrar el milagro de la remontada inunda los locales de la estación. «Las expectativas que tenemos son 100% positivas. Estamos esperando a la gente, que está con muchas ganas de venir tras dos años sin poder hacerlo con libertad», explica el secretario de la Asociación de Comerciantes de Sierra Nevada, Juan Luis Moral. Entrado en los 70 años, Juan Luis regenta varios negocios, como una tienda deportiva o una escuela de esquí que lleva la seguridad por bandera.

«Todos los monitores de la escuela están vacunados como así refleja su certificado covid. Los clientes que quieran trabajar con nosotros tienen que venir vacunados. Si no tienes certificado de vacunación, no puedes venir», informa. Conocedor de lo que el virus ha provocado y de lo que puede continuar provocando, Juan Luis ha decidido no correr riesgos innecesarios.

«No voy a poner en riesgo a mi personal. Por ello, voy a intentar requerir el certificado covid para acudir a los cursos de la escuela», avanza Juan Luis. Desde la asociación, se desprende un gran halo de optimismo de cara a la apertura de la estación. A diferencia del año pasado, cuando la estación se vio obligada a aplazar la inauguración hasta mediados de diciembre a causa de la delicada situación sanitaria, para este primer fin de semana se prevé un 50% de ocupación hotelera. Un dato más esperanzador.

«Esta temporada va a ser diferente», asume de buena gana Lorenzo López, jefe de cocina de un restaurante asador situado muy próximo a la tienda de Juan Luis. Enfundado en su chaquetilla, Lorenzo almacena en la nevera grandes piezas de carne que podrán acabar en el plato de algún fatigado y hambriento esquiador justamente a partir de mañana. Algo que dejó de ser habitual con el estallido de la crisis sanitaria.

«La pandemia nos modificó el plan de ruta. Con las restricciones de horarios, además de que había menos visitantes en la estación, apenas podíamos servir cenas. Cuando el toque de queda se impuso a las seis de la tarde, tratamos de convertirnos en cafetería para poder dar cafés durante la mañana, pero nos denegaron la licencia», confiesa Lorenzo.

Con el regreso de los fogones, Lorenzo ultima los preparativos restantes del asador junto al encargado. A partir de mañana pasarán a sumar cuatro empleados en total, tres menos que en la 'vieja normalidad'. Para el chef, la recuperación en lo laboral pasa por afianzar la seguridad y la salud. «Si comienzan a inocularnos la tercera dosis y se imponen menos restricciones, podemos tener una muy buena campaña. De hecho, ya tenemos una mejor nieve que otros años», relata Lorenzo en mitad del comedor, vacío todavía a falta de la llegada de los primeros comensales.

La vacunación se ha destapado como el principal arma con el que batallarle al virus. Las finas pero certeras agujas han logrado reducir la incidencia de contagio a valores mínimos para tranquilidad de todos. También para la de los establecimientos de Sierra Nevada. Por otro lado, los últimos repuntes parecen indicar que será necesario volver a tomar medidas más pronto que tarde.

«Si se produce un repunte serio, nos afectará a todos, no solamente a nosotros», deduce Juan Luis antes de clamar que la gente no espere más y que se vacune, «por el amor de Dios». Francisco concreta más y se dirige a los visitantes de la estación, a los que pide prudencia y respeto a las medidas de seguridad «para que podamos trabajar todo el año y salir a flote».