El Señor de la Humildad regresa con la mirada más dulce
En la intervención, por Óscar Martín, se han repuesto las pestañas y las espinas de la corona, humanizando más la imagen de Cristo
Jorge Martínez
Domingo, 16 de junio 2024, 23:28
Los dos últimos meses los ha pasado Óscar Martín del Pozo encerrado en una de las dependencias del Colegio Mayor Santa Cruz la Real, en ... el Realejo, pendiente de todos las necesidades que se presentaban en la intervención realizada a la imagen del Señor de la Humildad. La cofradía, de la que es hermano el restaurador, puso en sus manos la responsabilidad de realizar en un tiempo récord la intervención de conservación y limpieza para la que ha precisado sesenta y un días exactamente para devolverle su esplendor natural.
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«Ha sido un proceso muy gratificante, por la calidad de la obra y la devoción que le profeso. Un tiempo encerrado en la habitación con Él y teniéndolo en mis manos tantas horas diarias». Óscar Martín le ha devuelto «mayor dulzura en la expresión. Lo noto más humanizado», dice mientras recibe las felicitaciones de los hermanos. Durante el fin de semana ha quedado a la veneración de los hermanos la imagen, en la primera capilla del templo de Santo Domingo.
Muchas impresiones recogidas favorecen la intervención realizada como «de mucho mimo y tacto para que la imagen regrese igual que es pero resalta aún más la condición humana del Señor», decían unos jóvenes cofrades enfrentados de cara a la imagen y observándola detenidamente. «Estamos realmente impresionados en la cofradía. Es la misma talla pero tiene un semblante más dulce», confiesa el hermano mayor de la hermandad del Martes Santo, Germán Bolívar. «Estamos muy satisfechos por el trabajo desarrollado y la mayoría de los hermanos así nos lo trasladan», afirma el responsable de la cofradía, que cuenta también que este es el primer paso «para la celebración del centenario de la cofradía, que cumpliremos entre los años 2025 y 26 y las imágenes deben estar en perfecto estado». En breve se acometerá también la restauración de la imagen de la Soledad de María.
Se quedaron sorprendidos muchos vecinos del Realejo y del resto de la ciudad del estruendoso sonar de una palma real a las seis de la tarde del viernes. «Que pasa hoy, si no hay procesiones ni ná», preguntaba una pareja de vecinos en las puertas de un establecimiento de la calle Santa Escolástica. Las campanas de la espadaña del templo dominico tañeron a gloria anunciando que el Señor de la Humildad regresaba al culto.
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«La peana presentaba una grieta transversal que se ha tenido que sanear y tapar porque revestía cierta gravedad en caso de que se siguiera abriendo o se rompiera la superficie de la peana, pero se ha podido subsanar, se ha reforzado», dijo a este periódico el restaurador.
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