«Es un pregón comprometido con los cofrades y con Granada»

–¿Cómo será el pregón?

–El pregón es un batiburrillo de todo. No he querido parecerme a nadie sino sacar mis vivencias de los 44 años viendo las hermandades. Es un canto a Granada y a sus hermandades, y me gustaría que los cofrades se sintieran identificados con él.

–¿En el pregón se ha expresado usted o por el contrario ha tenido que hacer concesiones para quedar bien?

–En el pregón no dedico el mismo tiempo a todas las hermandades. No he tenido en cuenta esa circunstancia porque sería injusto conmigo mismo. No he escrito nada mirando a la galería y me he querido expresar tal y como siento a cada cofradía de Granada.

–¿Está todo pregonado o aún cabe la posibilidad de decir cosas nuevas?

–Probablemente esté todo pregonado, pero creo que cada uno es diferente. Decimos cosas parecidas pero cada cual a su manera y sentimiento. Cada pregonero seguro que se ha expresado según sus vivencias cofrades o su sentido cristiano. Eso hace que cada uno sea diferente.

–¿En qué momento de su vida cofrade le ha tocado pregonar nuestra Semana Santa?

–Ha tocado en el que tenía que ser. El pregón lo escribí en vida de mi padre y es de alegría y sentimiento. Hoy, seguramente sería distinto y solo le he dedicado unos versos. En estos últimos meses ha cambiado la idea del pregón, pero ya estaba escrito. El pregón ha llegado en el momento en el que tenía que llegar.

–Cuando le llamaron para proponerle el pregón, ¿tuvo algún momento de incertidumbre antes de aceptarlo?

–Di el sí por delante y fue después cuando me dio un vuelco el corazón. Me fui a la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, del Zaidín, para reflexionar antes de contárselo a mi familia. Primero se lo dije a mi mujer y mis hijos y luego fui a casa de mis padres a decirles que lo había aceptado.

–¿Granada y sus hermandades se necesitan de manera común?

–Las cofradías sin Granada no son nada y Granada sin sus hermandades en mi concepto de ciudad, no la concibo. Cuando paseo siempre me imagino a una hermandad pasando por el lugar en el que me encuentro. Se necesitan desde el prisma religioso, por supuesto, cultural y social.

–Hábleme de las luces y de las sombras de las cofradías en Granada.

–Empiezo por las luces. Entiendo que es la masa social con más personas vinculadas en nuestra ciudad. Aportan al patrimonio, a la manera de compartir y acercar la fe a los demás que no van a los templos, realizan una acción social muy importante que fue necesaria en tiempo de pandemia y en la actualidad. Las sombras, sin duda la falta de apoyo de algunas instituciones; la profundización en la formación de los cofrades y trasladar a los granadinos la inquietud para participar en las estaciones de penitencia y fruto de ello llegan los cortejos escasos de hermanos.

–¿Están las instituciones granadinas a la altura de las demandas de las cofradías?

–Los cofrades nos tenemos que sentir inmersos en la vida de la Iglesia. Somos Iglesia, pero tenemos que dar siempre el primer paso, integrándonos más en nuestras parroquias y estando más presentes en la vida diocesana. El respaldo de las instituciones públicas se va ganando poco a poco aunque aún queda camino.

–Un recuerdo imborrable de su vida cofrade.

–Vestirme de nazareno cada Domingo de Ramos antes de ir a la casa de hermandad para comenzar la estación de penitencia, en la hermandad de Jesús Despojado.

–¿Ha notado estos meses la soledad del pregonero o eso es sólo una leyenda cofrade?

–La soledad del pregonero es lo más bonito que me ha pasado en estos meses atrás. Me ha permitido reflexionar, vivir y poder revivir mis sentimientos y vivencias en la Semana Santa.

–¿Cómo le gustaría que fuese recordado su pregón?

–Como un pregón comprometido con la Iglesia, con los cofrades y con Granada. Que haya sido capaz de crear ilusión de cara a la próxima Semana Santa.