La orquesta exhibe instrumentos y banderas en la capital austríaca. IDEAL

Las marchas de Semana Santa triunfan en Viena

La Orquesta Filarmónica de Campos Andaluces, integrada por granadinos y gaditanos, se lleva el primer premio en un festival de música de carácter internacional

Nerea Arco

Viernes, 16 de agosto 2024, 23:34

Bajo el cielo de Viena, donde el legado de algunos grandes como Gustav Mahler o Richard Strauss aún resuena en cada rincón, una orquesta andaluza ... enamora a la capital de la música con solemnes y emotivas marchas de Semana Santa. La Sala Dorada fue el escenario donde las notas que evocan procesiones encontraron un hueco. La ciudad, cuna de maestros compositores y epicentro de la música clásica, se rindió ante la interpretación de La Orquesta Filarmónica de Campos Andaluces, quienes se alzaron con el primer premio del concurso World Orchestra Festival. A lo largo de los años, el ciclo ha acogido a miles de músicos de todo el mundo intercambiando cultura y piezas propias de cada país. Ha sido este verano cuando granadinos y gaditanos han representado su tierra deleitando al público con piezas de zarzuela, marchas y pasodobles, divulgando la obra de autores españoles y andaluces como Manuel de Falla, Font de Anta o Antón García Abril, entre otros.

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Pedro Gálvez, de 22 años, es el director de la orquesta, donde hay 15 músicos granadinos. Con la ilusión y la valentía que tanto caracteriza a los jóvenes, llevó a cabo una hazaña que muchos músicos solo sueñan: dirigir en la legendaria Sala Dorada de Viena con la misma orquesta que fundó en Jerez a los 17 años, incorporando a músicos de la Orquesta de la Facultad de Medicina de Granada, de la cual también es director. El camino hacia la ciudad austriaca fue intenso. «Nos llegó la invitación hace solo tres meses», relata Pedro. «Nos tomamos las uvas de Año Nuevo sin saber que en poco tiempo estaríamos tocando en la misma sala que acoge los conciertos el 1 de enero», admite. La noticia fue tan sorpresiva como emocionante, y aunque el tiempo era limitado, Pedro decidió embarcarse en lo que él mismo describe como «una labor faraónica». Para preparar este monumental desafío, decidió unir fuerzas de ambas orquestas andaluzas, se iban a complementar muy bien, pero eso aún no lo sabían. «Invitamos a los de Granada a nuestras casas aquí en Jerez una semana antes del viaje; fue la primera vez que nos vimos todos juntos y ensayamos», explica el joven director.

Jornadas maratonianas

Sin embargo, no todo fue conexión, trabajaron de diez de la mañana a dos del mediodía, descanso para comer y de cuatro a ocho de la tarde. «La primera vez que nos vi ensayar pensé que había sido una locura; en los contactos iniciales todo suena más 'verdecillo'», admite Gálvez. No obstante, ninguno se rindió. Ensayaron más y mejor, poco a poco todos se compenetraron a la perfección y gracias al trabajo duro de todos los componentes de la formación, se subieron seguros al escenario. Oportunidades así solo se presentan una vez en la vida y ellos han sabido aprovecharla.

La experiencia fue más bonita que el premio, y el director lo tiene muy claro. «Antes de ir al concurso, les dije: pensad que es un concierto más, si perdemos nos llevamos la gran sensación de todo lo que estamos viviendo», relata el director. Y así fue. La violonchelista granadina Isabel Castro afirma que este periplo vienés constituye uno de los recuerdos más bonitos de su carrera, y singularmente el concierto en la Iglesia Votiva durante la cuarta jornada del viaje. «Me impresionaron las dimensiones del templo. La música llenaba todo el espacio y pudimos tocar varias piezas de Semana Santa», recuerda con emoción. Jóvenes de todas las edades vivieron una experiencia digna de profesionales; fueron casi siete días llenos de conciertos, emociones, risas y mucho aprendizaje. «Nadie nos creía cuando les comentábamos lo que estábamos haciendo. Somos jóvenes que no aspiramos a llegar tan alto pero de repente nos vimos en el lugar más prestigioso de Europa», admite, aunque la emoción es general.

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La selección musical que llevaron a Viena fue cuidadosamente elegida para representar la riqueza cultural andaluza y también la española. Gálvez explica que el repertorio incluyó obras de cuatro compositores andaluces y dos aragoneses, con una prevalencia de Andalucía. «Hemos intentado abarcar autores de distintos géneros muy representativos de nuestra tierra», comenta. Entre las piezas destacan 'Preludio de la Suite orquestal Jerez' (Germán Álvarez Beigbeder), 'Subida al Calvario' (David Hurtado), 'Canciones y danzas para Dulcinea' (Antón García Abril), 'Soleá, dame la mano' (Font de Anta), 'Fandango' y 'Farruca' de 'El sombrero de tres picos' (Manuel de Falla) y 'España cañí' (P. Marquina).

El ensayo en la Sala Dorada dejó una huella imborrable para todos. «Es como si un futbolista jugara por primera vez en el Bernabéu», describe con emoción Gálvez. Recuerda con detalle el momento en el que estaban en el sótano montando los instrumentos y los encargados les hicieron subir por una escalera y de repente, estaban en el escenario con toda la Sala Dorada vacía, para ellos solos. «Las lágrimas nos corrieron por las mejillas a todos», admite Isabel Castro.

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La experiencia en el World Orchestra Festival dejó una marca imborrable en todos los participantes. «Lo que más he agradecido es cómo se han subido a este barco con tan poco tiempo, pero con tanta ilusión», dice el director. El regreso a casa estuvo cargado de emociones, y aun semanas después, los jóvenes músicos siguen asimilando todo lo vivido. Como concluye Isabel: «Todavía no hemos digerido todo lo sucedido. Han sido semanas llenas de vivencias y un no parar. Cuando no estábamos tocando, estábamos visitando Viena o descansando en el hotel, todos juntos riendo y hablando». Fue así como la Orquesta Filarmónica de Campos Andaluces representó a su tierra en Viena y llevó hasta el corazón de Europa el sentimiento andaluz.

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