Ízbor vive el Viernes Santo con una misa y procesión por las calles del pueblo. R. V.

Ízbor vive el Viernes Santo con una misa y procesión por las calles del pueblo

En este pueblo de tan solo 208 habitantes, la Semana Santa se vive como algo muy propio, no como una atracción turística, sino con un ambiente de respeto, reflexión y devoción

Sábado, 19 de abril 2025, 10:36

La imagen de Cristo Crucificado ha sido llevada en hombros el Viernes Santo por varias mujeres por las calles del pueblo de Ízbor. Antes de ... la procesión hubo una misa a cargo del sacerdote natural de Pinos del Valle, José Antonio Mingorance. Silencio, austeridad y recogimiento. El cortejo duró poco más de una hora. Se pudieron ver mujeres vestidas de mantilla, de luto riguroso. La Asociación Musical GranaMusic participó en la procesión. Ízbor fue municipio independiente hasta 1976, cuando se fusionó junto a Pinos del Valle en un solo municipio llamado El Pinar, recayendo la capitalidad en el núcleo pinero. En Ízbor y sus alrededores se pueden encontrar vestigios de las antiguas civilizaciones romanas y árabes que formaron asentamientos en la zona. La procesión del Viernes Santo en Ízbor fue presidida por la alcaldesa de El Pinar, María Mercedes Moreno y las concejalas Mónica López y María Isabel Gordo.

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Ízbor posee 208 habitantes censados, pero residiendo constantemente quedan pocos y la mayoría mayores. En 1850 poseía 308 habitantes. Tablate pertenece a Ízbor. Los Acebuches también son de Ízbor. Antiguamente las bandas de música de Padul, Lanjarón y Dúrcal amenizaban las fiestas. También acudía a tocar el acordeón un hombre apodado 'Berruga'. Una vecina de Ízbor que era ciega, la 'Tía Pura', se ponía en la placetilla de la iglesia a vender con su cesta de mimbre, turrón, garbancillos tostados y caramelos. En aquel tiempo el dinero escaseaba. Los músicos, que acudían el día de la procesión comenzaban a tocar en la aldea de Los Acebuches. El almuerzo lo realizaban en las tabernas y casas de mayordomos del pueblo.

Antiguamente las mujeres de Ízbor lavaban la ropa en el río. En la recogida de la aceituna participaban todos los vecinos. Desde siempre la gente de Ízbor ha sido muy trabajadora. Hasta hace unos lustros se realizaba en el mes de diciembre, principalmente, la matanza del cerdo en cada casa. Los lechoncillos eran adquiridos en Órgiva para cebarlos durante todo el año. También se criaban cabras para la leche, gallos, gallinas y pavos. Había tabernas. Ahora no existe ni una. Existían tiendas de comestibles y de otros productos para la casa y ahora solo hay una.

Los bailes se realizaban en las casas del 'Tío Dionisio', Manuel 'El Coroño', Manolo, etcétera. El puchero de hinojos y las migas con engañifa son algunos de sus platos más famosos. Ízbor conserva el rancio sabor de un pasado musulmán, con calles estrechas y pendientes llenas de recovecos, patios, pasadizos y placetas. Antiguamente el campo se mimaba y se labraba todo. Ahora no tanto. Su almendros son excepcionales y sus olivos y frutales también. Ízbor tuvo dos molinos de aceite y uno de grano, una tahona, pastores, muleros, entre otras cosas. Muchas personas se dedicaron al esparto también. La iglesia de Ízbor, consagrada a San José, fue construida en el siglo XVO. En un principio era más pequeña y fue ampliada más tarde en tiempos del arzobispo Francisco Perea y Porras, nacido en Albuñuelas el 20 de septiembre de 1666 y fallecido el 25 de junio de 1733.

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