'Pintada' de cara
El Real Jaén se impone con rotundidad al Linares en el primer derbi en siete años y se acerca a los puestos de play off de ascenso
MIGUEL ÁNGEL CONTRERAS
Domingo, 20 de diciembre 2015, 00:16
Existen dos máximas que sirven para cerrar cualquier conversación o reflexión: la universal 'el fútbol es así', si es sobre balompié; y 'la vida, la ... vida' si versa sobre cualquier otro tema. Siete años después La Victoria volvió a acoger un Real Jaén-Linares, la cumbre del fútbol provincial, la fiesta del balompié jienense; a los 22 minutos del esperado choque marcaba el Real Jaén el primer gol desde la pasada década en un derbi ante el Linares. Gol de Santi Villa. Linarense. A Lopito, jienense capitalino. El fútbol es así. Luego marcó un golazo chutando casi desde Linares Hugo Díaz. Sergio Molina hizo otro de bellísima factura para redondear la goleada sobre la bocina, cuando parecía que no se haría más sangre. Fútbol es fútbol (también vale).
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Ambos equipos abandonaron el campo saludando a sus respectivas aficiones, con aplausos recíprocos, después de días previos tensos. Más allá del resultado ganó el fútbol.
Los azulillos, que hasta ayer solo habían caído una vez lejos de Linarejos, despiden así el año del ascenso en problemas, fuera de la quema pero oliendo el humo. Nadie dijo que sería fácil. Y lo hacen tristemente fieles al sino de su temporada, con polémica arbitral (dos goles anulados y un agarrón a Ferrón en el área no pitado) y supliendo con casta las bajas y las carencias.
Los blancos lo hacen en cambio quintos, a tres puntos del play off de ascenso que cierra el Cádiz, primer rival de 2016, algo impensable anteayer, con el subidón de la 'pintada' de cara y la tercera goleada consecutiva además (doce goles a favor en los tres últimos partidos). Qué decir. Blanca Navidad.
Los de Arconada mandaron desde el inicio. Salieron con más empaque y presencia ofensiva, con los de Torres buscando hacer daño a la contra pese a mantener el dibujo habitual y un once cercano al de gala, reapareciendo Carles y Rafa Payán, aunque lejos ambos del ritmo que exigía el enfrentamiento.
Dispusieron de algún tímido acercamiento, pero el dominio fue de los de la capital, mejor plantados, pisando el área con asiduidad. En el minuto 17 la afición local pidió penalti por mano. A los 21, después de varias llegadas, Santi Villa, en su segunda juventud (hay dudas de si la primera fue así de buena) volvió a hacer de 'killer' cruzando el cuero fuerte raso a la derecha de Lopito. Se aprovechó de un error inocente de la zaga azulilla, sin sacar con contundencia del área un balón que pedía a gritos salir del campo.
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La propuesta de tratar bien el balón y de hilvanar el juego desde atrás no solo es la más apreciada por el público también suele dar grandes réditos, pero sin fanatismos. O puedes inmolarte.
Es el octavo tanto en liga del pichichi blanco, cifras de '9' y bueno, que además da pases de gol y equilibrio, trabaja en defensa, hace vestuario y seguramente sea de los que menos lo ensucia, aunque esto último está sin confirmar.
Un obús
Pasada la media hora Hugo Díaz hizo la que parecía iba a ser la jugada del encuentro, al menos hasta que Molina se la quiso discutir. Avanzó con la pelota y se sacó un zurdazo desde tres cuartos de campo que dejó en inútil la estirada del cancerbero azulillo, salvo para algún fotógrafo avispado.
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Pudo entrar en el partido antes del descanso el conjunto de Torres, al que parecieron pesarle los nueve goles en las dos últimas jornadas de su rival, con un tanto anulado. Felipe Ramos salió mal y al segundo palo Rafa Payán cabeceó sin oposición a la red. El linier levantó la bandera y Villa Maestre invalidó la acción.
Había tantas ganas de derbi que resultó víctima del efecto gaseosa: de la efervescencia de la primera parte a la calma chicha de la segunda. El encuentro se apagó y los seguidores se dieron cuenta entonces de que estaba refrescando. Aquello que se pilla con muchísimas ganas (pueden extrapolarlo a casi todo), a menudo se agota pronto o decepciona. El Real Jaén empezó a jugar con el crono y el Linares con el corazón. Quiso pero no pudo. Y de nuevo chocó con otra jugada anulada que a posteriori acabó en la red y con la acción de Ferrón.
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El cambio de cromos no reactivó en exceso el duelo, pero sí dejó ovaciones para seguir la fiesta de los blancos, en especial a Quesada y Hugo Díaz. Y hubo tiempo aún para que Molina marcara con un gran golpeo cruzándola de primeras desde la frontal, tocando la madera y entrando en la meta, el tercero y definitivo.
La ola en La Victoria
La afición blanca recordó lo bonito que es un derbi. Hasta la ola apareció en La Victoria con los locales haciendo un rondo en una esquina del verde, con Cala de protagonista, jugón con menos presencia en el Real Jaén quizá de la que debería. La azulilla en el fondo, que el que juega puede perder, pero hay que estar. Y el fútbol, conviene no olvidarlo, tiene mucho de eterna revancha.
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A final, prevaleció el tifo inicial, 'Una provincia, un sentimiento', con el fútbol empeñado en fagocitar a todo lo extradeportivo, a las pintadas de cafres, las quejas previas, los gestos de mala educación de aficionados de mentira o las batallas con un ojo en los euros y más políticas que otra cosa. La vida, la vida.
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