Las viejas grietas del 'Nuevo' Estadio
Desde antes ya de su construcción en 2000 la polémica envuelve a La Victoria
Miguel Ángel Contreras
Lunes, 5 de octubre 2015, 23:57
El tema es tan viejo como el Nuevo Estadio. En puridad, más, porque ya antes de su construcción se debatía sobre la idoneidad del proyecto ... y de las calidades, de los terrenos escogidos por su localización y, sobre todo, sus características, dados a deslizamientos y hundimientos. Y en esas andamos más de tres lustros después, con La Victoria agrietada y hundiéndose desde hace años (en 2006 ya había quejas e informes) y, mientras tanto, los responsables del campo pasándose la pelota que ya quisieran los de corto. Un tema recurrente que sale (o es sacado) a la palestra cada poco tiempo y nada pasa, para bien o para mal, metiendo con más o menos razón el miedo en el cuerpo al fiel seguidor que baja al recinto y soporta atascos, falta de aparcamiento, inclemencias metereológicas y, a veces, lo que pasa en el césped.
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Hace casi dos décadas empezó a barruntarse el nuevo recinto. La salida del viejo estadio fue para muchos 'traumática', surgiendo incluso una Plataforma Ciudadana contra la actuación urbanística en La Victoria. El consejo de administración de la Empresa Pública del Suelo (EPSA) de la Junta de Andalucía aprobaba en noviembre de 1997 en Sevilla el pliego de condiciones para la licitación de las obras del campo que se construiría, mediante convenio firmado con el Ayuntamiento cinco meses, antes en unos terrenos cedidos por este con cesión de otros como compensación. Luz verde al Nuevo La Victoria. Empezaba el show.
«Casita en un barrizal»
Una comisión de seguimiento del convenio entre Junta y Ayuntamiento, reuniones de esta, y cierto tira y afloja ya entre las administraciones (hasta el punto de acordar no hablar del estadio salvo a través de notas de prensa consensuadas). Se puso en marcha un concurso de proyecto y obra convocado por EPSA, con fecha límite del 30 de abril de 1998. Resultó elegido con controversia el de Agromán, el 5 de junio, seleccionado por el jurado de expertos para ejecutar el proyecto.
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El negocio de los aledaños
Se impuso a otros doce proyectos, de Ferrovial, FCC, Sando, ACS&Joca, Grupo Iranzo, CGS, Laín, Huarte, Sacyr, Necso-Inabensa, Dragados y Construcciones San José (Hoy Ferrovial Agromán, señalando en su memoria de construcción, en ingeniería de 2000, que «el nuevo Estadio de Fútbol del Jaén y el Teatro Circo de Albacete destacan entre las Estructuras de Edificación»). El diseño llegó a ser premiado a nivel internacional por su escaso impacto medioambiental pero gustó poco por su simpleza y la distancia de la grada al césped entre los aficionados.
En noviembre de 1999 la Junta mandaba el proyecto al Ayuntamiento, que ya lamentaba entonces la ubicación elegida y las calidades del proyecto, respecto a lo aprobado en convenio. El concejal de Urbanismo Miguel Segovia, en base a los informes facilitados por los técnicos de la gerencia, advertía de una rebaja importante en las partidas destinadas a la urbanización de los terrenos del campo y que lo rodeaban. «Tendremos un estadio en un barrizal», fue la expresión que utilizó el edil popular.
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«Si faltan 200 millones o más para ejecutar la obra habrá que 'buscarlos' en algún sitio», al tiempo que garantizaba que la gerencia no iba a entorpecer la concesión de la licencia, pero que se procurara que no estuviera en un barrizal. El 7 de febrero de 2000 tuvo lugar la firma del acta de replanteo, que dio pie al inicio de las obras del campo, junto al cementerio.
La lectura y firma del documento oficial se produjo sobre el capó de un coche. Habían pasado nueve meses desde la colocación de la primera piedra, sin estar el proyecto de obra acabado, durante los cuales se tuvieron que solventar los problemas técnicos surgidos en el proyecto de cimentación y que incrementaron el coste en 200 millones de pesetas (1,2 millones de euros). Un hecho que pasó a la memoria por la partida de futbolín que jugaron los políticos municipales -el entonces alcalde Alfonso Sánchez y el concejal de Urbanismo, Miguel Benítez- y los de la Junta -Gaspar Zarrías y Francisco Vallejo-. Era precampaña electoral.
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Los 1,2 millones de euros los asumió la Junta (el coste inicial previsto, 9,6, el Ayuntamiento, que cedió además los solares correspondientes a EPSA, empresa que se comprometió a destinar los mismos a la construcción de viviendas de promoción pública). El añadido iba destinado a la fase de cimentación, cuyo proyecto se tuvo que modificar para meter micropilotajes. La calidad arcillosa del suelo sorprendió a la empresa.
El plazo de ejecución era de once meses, por lo que el estadio debía estar listo en enero de 2001. Hubo obras hasta agosto. El día 29 fue la presentación en sociedad del recinto y la recepción de las obras por parte del Ayuntamiento. Con solo un acceso, el de la carretera de Granada, se colapsó ya entonces esa parte de la ciudad y zonas adyacentes.
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El Real Jaén jugó su primer partido oficial el 2 de septiembre, contra el Poli Ejido. Casi ocho mil espectadores acudieron a la cita (12.569 es su aforo oficial), 3-1 para los blancos con goles de Milósevic, Jurado y Rueda. El equipo, no obstante, no se adaptó bien al nuevo campo y cuajó un mal año, descendiendo a Segunda B como colista después de dos campañas consecutivas en el fútbol profesional.
Poco después de su estreno empezaron las quejas. «Nacer con achaques, grietas y goteras, que se llama la peli», apuntaba en una columna de 2006 Fernando Arévalo, recordando a Segovia y su «casita en un barrizal». Ese año, solo cinco después de la inauguración, ya había voces en el Real Jaén que hablaban de desperfectos y grietas, con los primeros informes al respecto del expresidente Carlos Sánchez.
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De quién es la culpa
En 2009 con la disputa del play off de ascenso se tuvo que realizar un informe técnico especial para la implantación de gradas supletorias contra el Villarreal B, por el estado del graderío y del terreno. Más de lo mismo en 2010 contra el FC Barcelona B y en 2012, en el duelo frente al Atlético de Madrid de Copa del Rey, colocando menos de las demandadas por el riesgo (llegando a 16.500 espectadores).
Técnicos de Epsa visitaron las instalaciones en 2011, después de que el Ayuntamiento aprobara por unanimidad exigir la solución de los desperfectos a la empresa responsable de su construcción, estando aún en periodo de garantía. El informe presentado por los técnicos del Consistorio y del club a la Junta y la empresa Epsa y sus subcontratas, tuvo respuesta en «primera instancia». EPSA apuntaba que la culpa es de la falta de mantenimiento y el Ayuntamiento, propietario del estadio, que por «mala ejecución de obra»,
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En 2013, el actual presidente del Real Jaén, Rafael Teruel, ya a apuntaba a que «si no se solucionan los problemas del estadio tendríamos que buscar otro campo para la próxima liga». El discurso tampoco es nuevo. El aumento de socios en preferencia esta temporada con la oferta del carné a cuarenta euros ha disparado de unos trescientos a dos mil la cifra de seguidores en esa parcela, la que está más cerca de la zona potencialmente peligrosa. Los pilotajes no son los adecuados, apuntan desde el Real Jaén, están sobre un terreno que no es firme y se está hundiendo. La tribuna también se ve afectada por la torre de telefonía, según un aviso recibido por la compañía en el club.
Orden de precintarlo ya
Lo último es la solicitud del Ayuntamiento al club de que precinte ese espacio, pero Teruel se ha desmarcado preguntando que cómo va a actuar en algo que no es suyo. Y el Ayuntamiento, a su vez, que accede a la cesión del estadio al club, pero si se lo devuelve arreglado, que ya hizo en su día lo que estaba en su mano, pagándolo (además de ayudar al club en multitud de ocasiones como el concurso de acreedores a modo de intermediación). El Real Jaén juega dos semanas consecutivas a domicilio, pero el próximo fin de semana volverá a hacerlo en casa.
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En resumen, un estadio de más de diez millones de euros de inversión y que ha dado algunas alegrías (pese a todo sigue siendo 'goloso' por sus posibilidades) y bastantes dolores de cabeza a todas las partes desde antes incluso de levantarse, a cambio de decir adiós al histórico y céntrico campo que 'ganaba partidos', y repleto de chapuzas, goteras o un aseo por vestuario para una treintena de usuarios. Se compara con el de Los Pajaritos de Soria (búsquenlo en Google si no lo tienen en mente), hecho en la misma época y con un coste similar, y le entran a uno ganas de llorar. O de otras cosas peores.
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