Una ruta otoñal «de leyenda» por los tajos de Alhama de Granada

Entre todos sus atractivos hay uno que destaca por encima de los demás llegado el otoño: los increíbles tajos de Alhama. Un profundo desfiladero por el que discurre el río de Alhama por el que desde IDEAL, de la mano de la guía turística Marta Sánchez (@PateandoGranada), vamos a ofreceros un recorrido para conocerlo de cerca en esta época del año.

«Es una ruta que se puede hacer sin guía y perfecta para el otoño, porque la zona está gloriosa ahora», explica Marta antes de detallar más sobre el recorrido senderista, que no cuenta con mucha dificultad y que puede hacerse con niños y prácticamente con cualquier persona que no tenga problemas de movilidad. Antes de comenzar el recorrido en sí, Marta aconseja ir a la Iglesia del Carmen, desde donde se obtienen unas vistas «espectaculares» de los tajos.

Una vez disfrutadas las vistas, hay que ir bajando hacia los tajos. El camino nos hará pasar pos las mazmorras del municipio, en las que es posible entrar a través de una visita organizad que ofrece el ayuntamiento del municipio. «Mientras vas bajando a los tajos comienzas a ver el pueblo desde abajo y vas paseando junto al río Alhama». Una zona con formaciones geológicas «súper interesantes» en la que las choperas y las alamedas toman el protagonismo.

Junto al río también se pueden observar unos lavaderos muy interesantes: «No es la típica pila, sino que son piedras grandes que se tallaron para ser utilizadas como lavaderos». Y el paseo, de unas dos horas en total, también permite observar algunos molinos antiguos, siendo algunos de ellos visitables, y diferentes acequias del río.

Continuando el camino por el tajo de Los Ángeles se alcanza la Ermita con el mismo nombre, muy cerca ya del punto de regreso de la ruta. «Allí hay una ermita muy pequeña que tiene su leyenda», detalla Marta, que cuenta como un poco más adelante de la construcción hay una piedra lisa muy grande que cuenta con unos orificios en forma de herradura.

«Cuenta la leyenda que sobre el año 1.500 un jinete estaba cabalgando por la zona y que su caballo se tiró por el acantilado. El caballero pidió a la Virgen no morir y tener un poco más de tiempo y esta se lo concedió», explica la guía turística y divulgadora de Granada. El caballo no corrió la misma suerte y cayó sobre la roca lista, dejando marcada en ella su herradura. «El caballero sobrevivió tres días más, tiempo que aprovechó para hacer la ermita y dedicársela a la Virgen». Una leyenda sobre la que se puede conocer más en un panel explicativo que hay en la zona.

Llegado este punto hay que emprender la vuelta hacia el pueblo, aunque Marta aconseja parar antes en un mirador que hay un poco antes de llegar a la ermita, donde puede verse Alhama de Granada con las tonalidades amarillas y marrones del otoño, algo que es «una gozada».