Cinco enclaves para disfrutar del atardecer sin aglomeraciones en Granada

La capital cuenta con varios rincones con encanto para ver la puesta de sol, que no están masificados ni son conocidos por la mayoría de los turistas. Un momento mágico que deja nubes teñidas de naranja, horizontes rosados y cielos corales.

Se trata de uno de los miradores menos conocidos de Granada. Por debajo queda el Barranco del Abogado y ofrece una generosa vista del Paseo del Salón, Zaidín y distrito Genil. Para acceder, se puede subir por una escalinata que hay antes de llegar al hotel que lleva el mismo nombre del mirador. Tras un paseo entre olivos se encuentra este amplio mirador.

Desde uno de los laterales de la Abadía del Sacromonte, a la que se puede llegar andando o en coche, se observa cómo la puesta de sol ofrece sus colores por detrás de la Alhambra y la cuenca del río Darro. Un lugar poco frecuentado y mágico.

En pleno corazón del Sacromonte, esta calle es un encuadre perfecto para disfrutar de los colores del atardecer más granadino. Una vía por la que hay que pasar una vez en la vida con la Alhambra como testigo.

Se trata de dos viviendas moriscas del s.XVI que fueron restauradas y cuentan con unos hermosos jardines. La entrada es gratuita y en sus muros se proyectan los colores ámbar del atardecer. Un lugar ideal para sorprender a alguien. La entrada es gratuita.

Ubicado en la cuesta del Chapiz, es el mejor ejemplo de carmen granadino. Se trata de una finca típica del siglo XIX abierta al público. Funcionó como cárcel, como hospital y ahora pertenece a la Universidad de Granada y funciona como residencia de invitados. No siempre está abierta por las tardes, pero merece la pena intentarlo para ver atardecer en sus originales jardines.