Zona de Altas Emisiones

El vehículo eléctrico ha emitido muchísimo CO2 antes de arrancar. Mucho más que el de combustión. Resumiendo, la electricidad es todavía muy contaminante… y las baterías, ya saben

Rafael García Quesada

Martes, 13 de septiembre 2022, 00:38

Cada vez que paso por el embalse de Rules no puedo contener mi admiración: ¡qué magnífica piscina hicieron aquí! No produce electricidad, no sirve para ... riego ni para agua potable, pero… ¡qué más da! Es, sencillamente, magnífica. Como signo de nuestro tiempo, de la posmodernidad o de la posverdad, del «Granada no es Sevilla ni Madrid… ni Málaga… ni…» (no vamos a dar ideas a alguna exministra), en definitiva, como signo de tanto inútil metido a gestionar lo que no es suyo, ilustra la realidad de nuestro tiempo. Listillos metidos a listos, vagos como currantes, maleantes disfrazados de buenos. Ni izquierdas ni derechas, es otra cosa mariposa.

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Lo que me trae a estas líneas es la última hazaña de la globalización impuesta, que también tiene que ver con lo de Rules: la nueva zona de bajas emisiones en el centro de Granada (ZBE). Una piscina de vehículos eléctricos.

Antes de entrar en lo mollar, un breve inciso londinense. No he conocido una ciudad más cosmopolita, respetuosa con todas las razas y culturas, más próspera, con mejores parques y jardines. Londres posee una importancia mundial que no han recibido otras capitales cuando sus países han perdido la hegemonía mundial. Tierra en la que vivieron casi todos los grandes de Inglaterra, donde también vivieron otros ilustres de fuera de las islas. Tierra que tiene su propia Zona de Bajas Emisiones, en su centro XXL. LEZ en british. Centro, donde es fácil ver porches, 'ferraris', 'lamborghinis', 'mclarens', 'bentleys' o 'rollsroyces'. Donde ver un BMW o un Mercedes de alta gama no llama la atención… salvo algún i8 eléctrico o slr de combustión que, por cierto, deslumbran. En Londres hay numerosos cargadores eléctricos a modo de mobiliario urbano y ¿las gasolineras? prácticamente todas adaptadas para el enchufe del ente.

Según Directiva Europea, en todas las ciudades españolas de más de 50.000 habitantes, seguiremos a Londres en lo de la ZBE. Menuda paradoja Brexit. Pero también la Directiva preveía su adaptación a los estados miembros, así como a las singularidades de cada ciudad derivando competencias a las administraciones locales (subsidiariedad). Cosa que no se ha hecho. Aquí, pongo un ejemplo para políticos sin estudios en universidades públicas: en Londres hay más densidad de superdeportivos descapotables que en cualquier ciudad de España, aprovechando la poca radiación solar y en un alarde de lujo todavía más ostentoso. Vamos, que tienen mucha más pasta que nosotros. La verdad es que, si usted tuviera un Porche 911 descapotable de combustión, rugiendo en frecuencias de un tigre ¿cómo le va a importar que le hagan pagar cada vez que entre o salga del centro de su ciudad?

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Producir energía eléctrica contamina (centrales térmicas de gas, ciclo combinado, carbón…) emitiendo toneladas de CO2. Contamina y mucho. Además, está lo de la huella de carbono de las baterías. Un ejemplo. Para fabricar una de 80 kWh (coche 100% eléctrico de alta gama) se emiten alrededor de 15 toneladas de CO2. Esto supone, en cuanto a emisiones equivalentes, a 100.000 kilómetros de autonomía en un vehículo de gasolina. Batería, que en coches eléctricos hay que cambiar además a los 150.000 kilómetros y otras 15 toneladas de CO2 al aire. Cierto, el vehículo eléctrico ha emitido muchísimo CO2 antes de arrancar. Mucho más que el de combustión. Resumiendo, la electricidad es todavía muy contaminante… y las baterías, ya saben. Luego procede hacer la pregunta políticamente incorrecta para el kilómetro 151.000: ¿cuál habrá contaminado menos, el eléctrico o el de combustión? A la gran mentira sobre el «vehículo eléctrico no contaminante», hay que añadir: el coltán y el cobalto en las guerras sangrientas del Congo, el litio y el monopolio chino, el creciente mercado de polifluoruro de vinilideno (PVDF), la industria tecnológica norteamericana, europea o asiática… En definitiva, el sangriento poder de un oligopolio global… que en la pasta, verá usted cómo nos ponemos de acuerdo.

Es cierto que en estas cuestiones tan energéticas es mejor emplear poca energía, no subir el tono, ser sostenibles, animar al buen entendimiento. Voy a ello. Es por eso que deseo que nuestros políticos adapten los necesarios requisitos de salvaguarda medioambiental a los propios de nuestra tierra: económicos, energéticos, culturales y antropológicos. La Directiva Europea así lo recoge. Ya saben, lo del principio de subsidiariedad (Maastricht, 1992). Mientras tanto, vendrán nuevas medidas. Algunas de ellas, podría ser que estuvieran en camino. Una, puede ser el procurar reducir las emisiones de metano de las vacas (ministrus dixit), que tanto perjudican (ibidem) la calidad del aire. Medida que podría llegar a aplicarse incluso para evolucionar la Zona de Bajas Emisiones. Y es que, como dice el refrán, cuando veas las barbas de tu toro vecino cortar, pon las tuyas a remojar. Así es; un contador de metano personal. De este modo, se pueden controlar las emisiones de quien circule por el centro de una ciudad de más de 50.000 habitantes, en modo peatón. Este dispositivo podrá implementarse añadiendo un sonómetro que registrará en tiempo real ventosidades cacofónicas que turben la paz de otros viandantes. Adviertan ustedes aquí grandes posibilidades recaudatorias. De traca. Lo que sí deseo, si se aplica la 'ZBE-metano', es que todos esos inútiles políticos y europolíticos (vea usted aquí el sutil juego de nombre por adjetivo, rompiendo una lanza en favor de muchos), lleven uno de estos sistemas instalado para el análisis de viabilidad; junto a los responsables de Rules en estos 18 años. En su culo.

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