Puerta Purchena

Al pueblo solo lo salva la educación

«Yo me pregunto, si en 2000 la extrema derecha ya se hubiera movido con tanta libertad como ahora para comunicarse con sus adeptos a través de las redes sociales ¿qué habría sucedido en El Ejido?»

Yolanda Cruz

Almería

Martes, 15 de julio 2025, 23:37

Ya son cinco noches de conflictos en el pueblo murciano de Torre Pacheco. Ayer tarde, ya eran trece los detenidos, diez por los altercados acontecidos ... en la localidad, y los otros tres, por la agresión a Domingo, un vecino del pueblo.

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Los acontecimientos se han sucedido uno tras otro con la misma velocidad con la que se quema un mecha de pólvora. Domingo, de 68 años de edad, fue atacado el pasado miércoles por la mañana por tres jóvenes, de los cuales uno «hablaba extranjero» explicó la víctima. Poco después de conocerse el incidente, grupos de extrema derecha, a través de Telegram, publicaban información de cinco individuos de origen marroquí a los que culpaban del ataque y a quienes ubicaban en Torre Pacheco, dando cuenta de sus nombres y apellidos, sin ningún tipo de prueba. La pólvora se acelera. El bulo se difunde rápido, desde un grupo de chat, se convoca a una auténtica «cacería» al inmigrante.

¿Hasta ahora qué tenemos? La ebullición del líquido espeso y grasiento que, desde hace más de dos décadas, se está cocinando a fuego lento, y cuyo ingrediente principal se basa en relacionar sistemáticamente la delincuencia y la inseguridad con la inmigración, concretamente con la inmigración procedente, mayoritariamente, del Magreb. A este ingrediente se van sumando bulos que apuntan a la vida «padre» que se dan los marroquíes en España, que reciben ayudas, que las marroquíes vienen a parir para vivir de las subvenciones, que se les regala un teléfono móvil cuando llegan en patera, que los menores no acompañados son todos delincuentes con vete tú a saber qué tipo de padres que los dejan lanzarse al mar en una patera. Y hay más, pero me da vergüenza repetirlos aquí.

Ya está todo en la olla, una receta cuyo primer hervor salpicó la hornilla en 2000 en El Ejido, supongo que la mayoría de quienes leen este diario se acordarán. Yo lo recuerdo perfectamente ya que, durante el ejercicio de mi profesión periodística, tanto mi compañero operador de cámara, como yo, fuimos increpados. A mí me empujaron contra una pared, a mi compañero querían quitarle la cámara, y no fueron marroquíes, fue un ciudadano ejidense que no quería que contáramos cómo perseguían a los inmigrantes y destrozaban sus comercios con barras de hierro. En 2000, el detonante fue el asesinato de tres españoles, Tomás Bonilla y José Ruiz Funes, en enero, a manos de dos de sus trabajadores, y un mes después, el de Encarnación Ruiz a manos de un joven inmigrante con problemas mentales. La chispa que prendió el odio latente en la localidad y que derivó en tres días de disturbios y persecuciones.

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Yo me pregunto, si en 2000 la extrema derecha ya se hubiera movido con tanta libertad como ahora para comunicarse con sus adeptos a través de las redes sociales ¿qué habría sucedido en El Ejido? Han transcurrido 25 años y ahora se organizan mejor, amparados en una democracia en cuyos principios no creen.

El lema de la convocatoria no autorizada de ayer presumía de que «al pueblo solo lo salva al pueblo», yo digo que no, que al pueblo solo lo salva la educación.

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