Desinformación para dinamitar la Democracia
«De lo que se trata, lo que mueve los ataques contra la información y la verdad es, precisamente eso, alienar el deseo, que debería estar ya germinando en ellos, de ejercer dicha ciudadanía»
«Todo es mentira», «todos mienten», «solo nos quieren engañar» y en ese punto es cuando alguna de sus irónicas, desengañadas y descreídas voces se ... alza sobre las otras para dar la puntilla, «si no fuera por las redes sociales no nos enteraríamos de nada» y el remate «eso es verdad porque a mí 'me ha salido en el TikTok'».
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La principal fuente de información para la mayoría de los integrantes de la generación Z son TikTok y YouTube. Así están las cosas. Esta generación, en Internet, se mueve en un lugar arriesgado porque sufrimos el panorama informativo más complicado de la historia, así se refleja en diferentes informes elaborados por Ciudades Amigas de la Infancia, un proyecto de Unicef.
El excesivo número de horas que, a diario, emplea esta generación en desenvolverse en Internet expone a estos jóvenes a una sobresaturación de información que les genera confusión y saturación. Estas, a su vez, dificultan bastante la capacidad crítica que les pueda permitir distinguir la verdad de la mentira. Uno de cada cinco videos que «les sale» en TikTok contiene desinformación. Ya en 2022, según publicaba el boletín semanal de Desinformación y Medios en línea, Reality Check, dicha red social se estaba convirtiendo en el principal motor de búsqueda para los usuarios más jóvenes y alertaba de que el 20% de los videos distribuidos a través de ella contenían información errónea.
Partiendo de estos datos, es urgente dotar a los chicos y chicas que ven en TikTok la panacea de la verdad de las herramientas suficientes que les permitan desenvolverse en este convulso panorama mediático y reflexionar sobre qué es información, qué no lo es y, lo más importante, entender que detrás de la desinformación y la manipulación del relato informativo, cualquier intención que se esconda se plantea como único objetivo dinamitar la democracia.
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Ahora mismo, muchos de estos jóvenes se muestran desinteresados y descreídos de todo lo que se llame «noticia» y de los medios de comunicación, otros tantos se muestran convencidos de que desentenderse de las «noticias» solo les va a reportar ventajas ya que «se vive mucho mejor sin tanta mentira», explican, mientras son pocos los que aciertan a distinguirla y a reflexionar sobre quién y por qué la está moviendo ¿Cómo podrán entonces participar cívicamente y contribuir a preservar nuestra democracia? Sin información se hace del todo imposible practicar la ciudadanía, así que yo, desde mi reflexión, lo que me planteo es que de lo que se trata, lo que mueve los ataques contra la información y la verdad es, precisamente eso, alienar el deseo, que debería estar ya germinando en ellos, de ejercer dicha ciudadanía.
El término inglés Fake News tampoco ayuda, no lo usamos tal cual porque tendemos a traducirlo, o sea, «Noticia falsa», y esto es un oxímoron que no me canso de desdecir: si es falsa no es noticia. Pero esta traducción ya se ha extendido de tal modo que, en las creencias de quienes la emplean, tienen cabida las «noticias falsas», de ahí que duden de todas y se amparen en el paraguas de las voces que, desde estas redes, reclaman ser las poseedoras de la verdad.
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