Western

Puerta Purchena ·

Lo que más me hace feliz es ver ese paisaje de Almería que tanto añoramos los que pasamos mucho tiempo fuera. Inconfundibles cerros y barrancos, como los de Tabernas y otros

Juan Teruel

Viernes, 10 de diciembre 2021, 23:26

No me gusta utilizar un anglicismo para el título. Lo hago por orientar al lector, ya que, si hubiera titulado Oeste, no se sabría a ... qué iba a referirme. Y no es que esté muy claro que este género defina con mucha exactitud el tipo de contenidos que suelen tener esas películas. Aunque en las guías de televisión aparecen denominadas como western, en ellas hay toda clase de guiones. Algunos de ellos desarrollan las clásicas de tiros, flechas y vaqueros; otros, las comedias cómicas, las bélicas entre los del Norte y los del Sur, o los rollos indigeribles. Algunas, con actores muy famosos (un día tuve que soportar una de Robert Taylor, por ejemplo). Y, por supuesto, esta lista no es inclusiva, ese término de moda que tanto gusta en ciertos ambientes. La verdad es que yo no lo sabía hasta que me he dedicado a ver toda una colección de ellas para rellenar mi confinamiento voluntario por aquello de que qué voy a hacer por ahí. Y tengo que añadir que, vistas ya unas cuantas, queda claro que no hay que mirarlas con criterios técnicos, que es lo que hacíamos en el cineclub Oseyda (era un cineclub de Almería al que yo asistía cuando era joven).

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A lo que vamos. El caso es que un servidor, cada día, recurría al Google para saber en qué cadena ponían una del Oeste. Por supuesto que a costa de 'tragarme' un montón de anuncios y propuestas que me distraían hacia lugares que en absoluto eran de mi interés. Aunque ya he dado con una dirección que me lleva directamente a lo que busco. Sin más rodeos. Eso sí, ver cualquier película lleva implícito soportar un sinfín de propuestas publicitarias (sin sonido, que lo quito). Cualquiera podría decirme –usted también, claro– que mejor sería poner alguno de los muchos discos que almaceno con películas de mi gusto. Y llevaría toda la razón. El problema es que mi aparato al efecto lleva tiempo dándome nones. Probablemente sea mi torpeza para gestionarlo, pero debo confesar que la pereza me está ganando la batalla en este terreno. Más cómodo me resulta seleccionar la película entre las cadenas que tienen menos anuncios; así que procuro acomodarme a sus programaciones. Eso sí: evito la nocturnidad.

Una de las cosas que me ha sorprendido agradablemente es observar cómo aparecen muchos nombres en español, además de variados lugares rotulados en mi idioma. Eso se debe a que algunas de esas películas cuentan historias en las que aparecen parajes mejicanos. Incluso, en una ocasión, supe que una de las actrices –también cantante–, Lita Barón, era de Almería. Me hizo muchísima ilusión y pude averiguar –ya sabe usted: internet– que, en realidad se llamaba Isabel Castro y presumía de su origen almeriense, a pesar de haber abandonado su tierra a los cuatro años.

Pero lo que más me hace feliz es ver ese paisaje de Almería que tanto añoramos los que pasamos mucho tiempo fuera. Inconfundibles cerros y barrancos, como los de Tabernas y otros. Por supuesto, casi llego al éxtasis cuando, en alguna escena, aparece el perfil del Cabo de Gata.

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Lo que yo no esperaba es ver un día a Bob Hope interpretando un papel en una película del Oeste. Y ocurrió. El otro día ese actor interpretaba un papel inverosímil en un disparate cómico acogido a la denominación western. Lo que me faltaba por ver.

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