Volver

El concepto volver encierra todo un pensamiento, una filosofía, un arquetipo ético, pero con significados muy distintos. En su semántica más positiva, volver es rectificar, reintentarlo, superarse, tener confianza en sí mismo, ilusiones...

Antonio Luis García

Jueves, 8 de diciembre 2022, 00:52

«Y aunque no quise el regreso, siempre se vuelve al primer amor. La vieja calle donde el eco dijo: tuya es mi vida, tuyo ... es mi querer. Bajo el burlón mirar de las estrellas que, con indiferencia, hoy me ven volver»

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Fantástico, fenomenal, qué delicado y simbólico es este tango de Carlos Gardel, compuesto por él y por el poeta Alfredo Le Pera en 1934. Es decir, un año antes de fallecer en accidente aéreo en Medellín, cuando se encontraba en la cúspide del éxito. Pero no es solo éste, sino que casi todos los tangos, como ocurre con la canción española, además de un canto y una música excelentes, sus letras constituyen auténticas poesías, narraciones líricas de extraordinaria calidad. Otro buen ejemplo de ello, puede ser: «El día que me quieras» título del tango y también de la última película, que protagonizó Gardel –cantante, compositor y actor– en el aludido año 1935. No menos emotivo que 'Volver': «El día que me quieras, la rosa que engalana, se vestirá de fiesta con su mejor color y al viento las campanas, dirán que ya eres mía y locas las fontanas, nos cantarán su amor».

Desde luego que sí, que siempre se vuelve al primer amor; aunque siendo rigurosos, al que deberíamos volver sería al verdadero, ya sea el primero, el último o el tercero. Puede ser discutible lo del primer amor, pero de lo que no hay duda alguna es de los primeros amores de los niños: la madre, el padre, los hermanos y el resto de la familia –propia o adoptada– porque no los olvidamos nunca. Del afecto y la educación que los hijos reciban de ella, dependerá su desdicha o felicidad y su futuro. En el caso de Carlos Gardel, su infancia y su adolescencia fueron muy tristes, llenas de peligros y privaciones, incluso encontrándose sólo en muchas ocasiones. Fue amparado y cuidado únicamente por su madre Berta Gardel, abandonada por el padre antes de que él naciera; pero nunca le falló, ni él olvidó el gran amor de su madre.

«Volver con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien. Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra». No es menos cierto, que es un soplo la vida y que veinte años no es nada. Por tanto, habrá que intentar vivirla gratamente, sensatamente, serenamente. Para ello será necesario, en primer lugar, darle sentido propio a nuestra existencia, adaptarnos al mundo actual y conocer nuestra misión en este escenario mágico y maravilloso que es nuestro planeta y el universo. Lo contrario es el vacío espiritual, el nihilismo ideológico, la oquedad mental y la infelicidad. Ello se puede alcanzar a través de la fe, la religiosidad, los Derechos Humanos y otros valores universales. En cualquier caso, todos vivimos en esta 'aldea global' (McLuhan) y somos miembros de la familia humana; por lo que la concordia, la fraternidad y la solidaridad siempre deben estar presentes entre nosotros.

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El concepto volver, desde mi punto de vista, encierra todo un pensamiento, una filosofía, un arquetipo ético, pero con significados muy distintos. En su semántica más positiva, volver es rectificar, reintentarlo, superarse, tener confianza en sí mismo, esperanzas, ilusiones, etc. Es decir, todo lo que hoy necesitamos los mayores y, aún más, los jóvenes. Igualmente implica arrepentimiento, autocrítica, predisposición y contar con el coraje, la dignidad y la humildad de reconocer tu fracaso, de pedir ayuda y perdón. También, en este caso, significa el recuerdo de un amor perdido, de otras personas queridas, de un tiempo mejor, de un lugar o unas vivencias agradables e inolvidables. Con todo, el mayor ejemplo de volver, lo podemos encontrar en la parábola del Hijo Pródigo. En ella se nos presentan tres pensamientos, tres conductas, tres ejemplos de plena actualidad: la honestidad y la valentía del hijo que regresa, la grandeza y humanidad del padre que lo perdona y acoge con los brazos abiertos y la torpe protesta del hermano, que le pide explicaciones al padre, movido por la envidia y la estrechez mental.

«Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarnos» otra vez. «Tengo miedo de las noches que pobladas de recuerdos, encadenan mi soñar», porque el futuro que viene, no lo podemos hipotecar. Tengo miedo de los políticos ignorantes que, por falta de argumentos, solo saben ofender. Tengo pena de los enfermos graves, a que alguien decida cuando su vida debe terminar. Tengo pena de los niños y adolescentes por las ideas inmorales, que les pretenden inculcar.

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«Volver y vivir con el alma aferrada al dulce recuerdo….» de los grandes y universales valores de ayer. Volver y conservar el mayor tesoro que tenemos: nuestra vida, en su integridad. Volver y mantener nuestra mejor herencia política: la Constitución de 1978. Volver a la amistad, a la certeza, a la convivencia y a la unidad, para remediar el presente y evitar un futuro peor.

¡Feliz Navidad, amigos! Mucha suerte y sensatez para 2023.

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