La vida no es nada fácil

Siempre hay un momento en que la vida se pone difícil, pero no se debe olvidar que igual que todo pasa por algo la tormenta no dura eternamente. El mundo se nos viene encima cuando la vida se pone difícil. No sabemos qué hacer, cómo solucionar todo lo que nos ocurre. En ocasiones, no se trata de cambiar lo que está pasando, sino de verlo desde otra perspectiva o, sencillamente, aceptarlo. Sin duda, las circunstancias más adversas hacen que saquemos nuestro peor yo, ese que se machaca, que se autodestruye, que se acaba convirtiendo en su propio enemigo.

Lo cierto es que todo depende de la perspectiva con la que se observa el mundo y la actitud que se adopta para enfrentar la rutina. Podemos encontrar el sufrimiento emocional en una gran variedad de formas y tamaños. Quizás nos preocupamos por el pasado o por el futuro. Podemos estar enfadados o tristes, sentir aburrimiento, estrés o estar fastidiados por el dolor físico. Lo importante es qué hacemos con esta retahíla de sentimientos.

La vida no es dura por si misma, cuando tú la percibes así, se debe a tu sistema de creencias con relación a la circunstancia que estás viviendo. La realidad siempre es neutra, lo que para unos es una tragedia para otros es una fiesta, todo depende del significado que dicha realidad tenga para ti. Hasta lo aparentemente obvio, como una muerte, por ejemplo, en algún momento de la historia llegó a ser un privilegio, según la cultura y sus sistemas de creencias. Todo es relativo. Entonces, la vida es dura cuando tu inconscientemente decides que es dura. ¿Quieres que deje de serlo? Cambia tus creencias y tu actitud ante la vida, siempre hay algo positivo en cualquier situación, tu eliges si sufres o lo aprovechas.

La vida es dura, sí puede ser, pero a poco no, vale la pena vivirla. Es difícil cuando te sientes solo, cuando te hacen sentir mal, cuando crees que no hay nadie en quien puedas confiar, cuando el más mínimo detalle te hace llorar o recordar cosas que te han pasado.

La vida no es nada fácil pero hay que buscar la esencia de tu ser, la felicidad interior, pero, sobre todo, a disfrutar momento a momento, hora a hora, segundo a segundo, de ese regalo divino que es la vida. Porque la vida es bella, recuerda el título de una película ya no tan reciente. En ella se maneja simple y sencillamente eso que la vida es bella a pesar de las situaciones catastróficas, desastrosas y difíciles de las que viene acompañada.