Viajes por el interior

Es el momento de hacer esas excursiones que siempre dejamos para mejor ocasión, descubrir muchos tesoros que nos esperan, en un radio que normalmente no sobrepasa los setenta kilómetros, como mucho. No deja de ser absurdo que tantos visitantes recorran miles de kilómetros para disfrutar de lo que tenemos aquí y nosotros seamos tan indiferentes a sus atractivos hasta el punto de ignorarlos.

Pues bien, esta es la ocasión para ponernos al día con nuestra tierra, en esta semana santa, tan rara. Empezando por la capital y sus alrededores, los aficionados a las caminatas y los paseos en bici tenemos a nuestra disposición una buena variedad de rutas bastante seguras, que nos llevan a paisajes rurales, a un tiro de piedra del centro y sus iglesias, muy visitadas estos días.

No hay que ir muy lejos para transitar otras rutas, como las que bordean el río Castril o los que siguen el curso del río Monachil, con su puente colgante de sesenta y tres metros y cien años de antigüedad, sin olvidar la sin par vereda de la Estrella, que parte de Güéjar Sierra, si queremos contemplar las cumbres nevadas de la Sierra. Otro tipo de senderos son los que nos llevan a Gorafe, donde se encuentra la mayor concentración de dólmenes de Europa, en el geoparque. En la misma zona existe otra opción muy atractiva: la llamada acequia del Toril con su pared mineral, construida por los sedimentos de miles de años y los dólmenes del balneario de Alicún, cuyos dueños han comprobado su eficacia terapéutica junto a las aguas termales muy ricas en sales minerales, que curan muchas dolencias. Y ya que hablamos de balnearios, no olvidemos el de Lanjarón, con su variedad de tratamientos de hidroterapia.

Si nos atrae el conocimiento de nuestro pasado, tenemos varias posibilidades, como la villa romana del Salar, con sus espléndidos mosaicos; o la cueva de las ventanas de Piñar, que nos lleva mucho más atrás, a la Prehistoria. Un poco más tarde en el tiempo, encontramos el cerro de la Encina de Monachil, perteneciente a los comienzos de la edad del Bronce. Y casi no me queda sitio para animar a que vayan a Orce y a Galera que también ofrecen rutas muy interesantes, por las secas tierras que vieron los más antiguos pobladores de Europa y Asia. Háganme caso y comprobarán el cariño con que tantas localidades cuidan su patrimonio. Y eso que no hemos mencionado lo bien que se come en todos los lugares citados y muchos más.