El mes de julio suele ser el más caluroso de Madrid, pero este año el calor de la capital tiene ambiente político, no se había ... vivido una crisis de gobierno tan dramática como esta y los veteranos del lugar no recuerdan un episodio así desde que hace veinte años Felipe González cesó a Alfonso Guerra. Aunque aquello no supuso la salida de su vicepresidente del segundo sillón del Partido Socialista. Guerra siguió de vicesecretario seis años más, al contrario de lo que le ha sucedido a José Luis Ábalos, despedido del Gobierno y a la vez de su despacho en Ferraz. Ni tampoco se sabe de ningún presidente que haya cesado a su vicepresidente ni a su jefe de Gabinete a lo largo de su mandato, lo que hace inexplicable que Pedro Sánchez haya prescindido de Carmen Calvo y de Iván Redondo a los tres años de su llegada a la Moncloa.
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El calor de Madrid se combate de noche en las terrazas de los restaurantes y ahí se celebran ahora conversaciones interminables sobre política sobre estos protagonistas en las que unos presumen de conocer por qué Sánchez ha prescindido de golpe de las tres personas que más le ayudaron a hacerse con el poder y otros a hacerse preguntas por ahora sin respuesta. Cierto es, concuerdan todos, que las encuestas estaban abocando al presidente a llevar a cabo cambios importantes en su equipo, pero nunca se vio que Rajoy prescindiera de Soraya, Zapatero y Teresa Fernández de la Vega, Aznar de Rajoy y así sucesivamente. Un vicepresidente como ellos o Carmen Calvo pueden presumir de haber sido leales con su jefe y obedientes con sus ordenes.
El caso de Iván Redondo es el que más porcentaje de platos de las cenas madrileñas ocupa porque sabido es que Iván fue quien ingenió la moción de censura contra Rajoy y el éxito de la victoria de Illa en Cataluña. Aunque, se cuenta ahora, también hizo creer a su jefe que Ayuso no iba a ganar las autonómicas madrileñas y que Biden iba a celebrar una breve reunión con él en la última cumbre de la OTAN.
Los postres se dedican a predecir qué va a hacer el presidente para recomponer su figura. Él ha decidido fomentar su imagen como líder internacional con viajes como el que mañana emprende a Estados Unidos y a finales de agosto hará por varios países africanos. Aunque ser el primer presidente español que no es recibido por el presidente norteamericano cuando pisa por primera vez ese país o el más despreciado de la nación africana en la que España tiene más intereses, Marruecos, no se lo ponen nada fácil.
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