Creo yo que podría soplar tres veces más las velas que he apagado en mi vida que aún me seguiría sorprendiendo de muchos de los ... actos de nuestros políticos que atentan al sentido común y que me dejan sin sentido. Lamentablemente la capacidad de asombro es inagotable y digo lamentablemente porque en política todo debería ser más transparente y fácil, pero no, es todo lo contrario y el trile y el engaño y la manipulación es práctica habitual. Pero lo peor es cuando el que recurre a las triquiñuelas es el Gobierno con el fin de sacar adelante una iniciativa que de no ser así lo mismo se quedaba fuera. El martes el Congreso de los Diputados votó el decreto sobre el uso obligatorio de las mascarillas en exteriores y no lo hizo porque pensase que es lo más adecuado sino porque no le quedó más remedio. El Gobierno logró su convalidación por una burda artimaña como fue unir en uno la revalorización de las pensiones y el uso de las mascarillas. Es decir que los trileros de la Moncloa preguntaron a los diputados algo así como ¿está de acuerdo en que se revalorice el poder adquisitivo de nuestros pensionistas y que sea obligatorio el uso de las mascarillas en exteriores? Claro está la respuesta fue afirmativa y no sé yo si el Gobierno necesita recurrir a este tipo de ardid que no hace sino desprestigiarlo y dejarnos a todos con cara de bobos. Más aún cuando dos días después la ministra de Sanidad anuncia que el martes se suprimirá su uso obligatorio en la calle.
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Pero esto de los trileros en política está muy extendido. Lo del asalto al pleno del Ayuntamiento de Lorca el lunes pasado es un claro ejemplo. El plenario lorquino tenía que votar una ordenanza que regula la distancia mínima a la que tienen que situarse las granjas de los núcleos urbanos. Una modificación de la norma que había sido consensuada por los grupos políticos en 2020 y que ahora se llevaba a pleno. Aprendices de los descerebrados que asaltaron el Capitolio de los Estados Unidos allá por enero del año pasado emularon a sus 'ídolos' e hicieron lo propio protagonizando un espectáculo penoso y bochornoso. El trile político no tardó en llegar. El que abrió la tapa de la desvergüenza fue el portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Lorca (municipio gobernado por el PSOE), que vino a justificar la acción de los ganaderos para al día siguiente decir que nada de lo que había dicho tras el asalto lo había dicho y decir, más o menos, lo contrario a lo que había dicho tras el asalto que dijo no haber dicho. Locura.
Otro trilero de peso fue el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, que además hizo más equilibrios en sus declaraciones que si se hubiera puesto a hacer el pino apoyado en la nariz. Casado vino a lamentar y condenar el asalto al pleno del Ayuntamiento de Lorca al tiempo que mostraba todo su apoyo a las justas reivindicaciones de los ganaderos. Eso sí, se le olvidó decir que entre los energúmenos esos se encontraban dos 'cachorros' de las Nuevas Generaciones del PP. Difícil meter todo en la misma coctelera, aunque no es la primera vez que lo hace como cuando acusa al Gobierno de la nación de ir contra los intereses de España al pactar con sus socios de investidura al tiempo que coge el avión a Bruselas para llorar por las esquinas y quejarse por todo lo que hace el Gobierno de Pedro Sánchez. Para mí que Pablo Casado está viendo una salida a futuro si no logra llegar a la Moncloa en la instalación de una macrogranja o microgranja, da igual, y de ahí su afán por fotografiarse con vacas, cerdos u ovejas en su deambular por la campaña electoral de Castilla y León.
Quienes ya se han superado en esto del trile son los de Vox que han venido a justificar de alguna manera el asalto al plenario lorquino como hizo Iván Espinosa de los Monteros en su comprensión ante los problemas que tienen los ganaderos y que les llevaron a imitar a los seguidores de Trump. Estos trileros de la política se proclaman valedores de la democracia y de los derechos de todos al tiempo que no dudan en jalear a aquellos que atentan contra los valores democráticos más elementales si eso les sirve a sus intereses.
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En fin que puedo soplar tres veces más las velas que ha apagado hasta ahora que mi capacidad de asombro no se agotará como tampoco el hastío que me provocan los trileros de la política.
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